La ministra Bullrich dijo que la droga entra desde Chile. El gobierno nacional pretendería que las Fuerzas Armadas hagan tareas policiales en las fronteras. Y Gendarmería, la mano dura contra las protestas.
Tras las sangrientas y malogradas dictaduras, en la Argentina desde hace cuarenta años está bien claro y delimitado el significado de seguridad interior y defensa nacional. Los límites están legalmente fundados. Ningún ciudadano argentino, aunque haya cometido los peores crimines, puede ser considerado enemigo.
Esta es la diferencia cardinal. Las Fuerzas Armadas (Ejército, Fuerza Aérea, Marina), con las armas más letales, entrenan a sus cuadros para destruir, aniquilar, matar al enemigo. Y enemigo es – de acuerdo a las leyes – el estado extranjero que atenta contra la Nación y la Patria. Los militares argentinos no están para matar argentinos.
Totalmente distintas son las funciones, entrenamientos y procedimientos de las fuerzas de seguridad (Policías provinciales, Federal, Prefectura, Gendarmería, Policía Aeroportuaria) Protección, prevención, disuasión, servicio, y, en última instancia, represión. Matar es la excepción. La consigna es, incluso, salvar la vida del delincuente, sus delitos serán evaluados por un juez y/o tribunal.
Fatal experiencia
La ministra Patricia Bullrich alentó un inédito conflicto con Chile. Sostuvo, ante Diputados, que “la mayoría de la droga que entra a la Argentina viene por Chile (sic)” Por supuesto, generó una reacción en el gobierno de Gabriel Boric.
En el proyecto del presidente Javier Milei se contempla a las Fuerzas Armadas la intervención en seguridad interna, con la justificación de combatir el narcotráfico y el terrorismo (¿?). Se trata de algo prohibido por la ley actual, que regula su actuación únicamente a la defensa de la soberanía frente a ataques de fuerzas estatales de otros países.
De tal modo, con los militares haciendo de policías en las fronteras, se dispondría de los efectivos de la Gendarmería Nacional para reprimir los conflictos sociales.
El ministro de Justicia de Chile, Luis Cordero, le pidió a la funcionaria “mostrar datos”. La senadora chilena, Paulina Vodanovic, aseguró que busca “una confrontación”. Cordero agregó: “para hacer una evaluación de ese tipo, es conveniente disponer de cierta evidencia, no sé si ella (Bullrich) tiene esa evidencia para sustentar ese juicio”.
Por su parte, la diputada trasandina Lorena Fries también criticó a Bullrrich y planteó: “seguiremos en la idea de que la colaboración es lo mejor que podemos hacer para efectos de identificar, juzgar, extraditar, exhortar, a las personas que están involucradas con el crimen organizado y las bandas criminales, para que cumplan condenas en el lugar que corresponda”.
“SIN FUNDAMENTO”
Recientemente diplomado en “Inteligencia Criminal y Delitos Complejos”, el ex jefe de la Policía de Salta, docente universitario y especialista en narcotráfico, Vicente Cordeyro, aseguró a NORTE SOCIAL: “la ministra (Bullrich) no tiene ningún fundamento, antecedentes, razones, para sostener que la mayor cantidad de droga ingresa a la Argentina desde Chile”
De acuerdo a Cordeyro, “pareciera que sus dichos son una estrategia para incorporar a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico. Pero la ley de Defensa Nacional no permite la intervención de los militares en cuestiones internas; no hacen trabajo policíaco”
Y finalizó: “el gobierno chileno advirtió la intencionalidad de crear una falsa hipótesis de conflicto. Saben que no existe ningún fundamento, nada que pueda justificar el alerta militar argentino”
BANANAS Y DÓLAR
Desde que Ecuador adoptó el dólar como moneda nacional (2000), la otrora tranquila nación se convirtió en el refugio de los carteles del narcotráfico. Gran parte de los cultivos y laboratorios de estupefacientes colombianos, mejicanos y bolivianos se radicaron en Ecuador. Y la mayor exportación ecuatoriana, las bananas (plátanos) se usan para la distribución de drogas.