Imprevisibles son los días que vienen. El miércoles 19 de marzo se debate en el Congreso el nuevo préstamo del FMI. También marchan los jubilados, junto a organizaciones sociales, universitarios y trabajadores.
El abogado libertario Francisco Oneto – quien defiende al presidente en el caso de la cripto estafa – sostuvo que, en circunstancias como las ocurridas el miércoles pasado, el jefe del Ejecutivo nacional podría decretar el Estado de sitio. Se trata de una medida excepcional que solo puede ser declarada por el presidente de la Nación mediante decreto, cuando considere que existe “conmoción interior o ataque exterior”
Puede hacerlo con un decreto, y cuenta con 20 días para el respaldo del Congreso nacional.
Hace una semana, un joven, alto y fornido policía empujó a una pequeña mujer de 87 años y la tiró al suelo. Ella quedó tendida sobre el asfalto y el uniformado se dio vuelta. Otro le abrió la cabeza, de un garrotazo, a una señora que porta canas. Más allá, un cana apuntó su escopeta a un metro de la cara de una jubilada. Un periodista se encuentra casi descerebrado tras recibir un proyectil en el cráneo. Y dos chicos de 14 y 12 años, que salían del colegio, aterrorizados, fueron detenidos y custodiados con armas frente a la Casa Rosada.
Imágenes que son reflejo de una época violenta, desde el Estado. Ya cruel es pagarle a la mayoría de los jubilados 340 mil pesos. Y escandalosamente brutal, cobarde, maligno es pegarles.
La libertad retrocede
El gobierno de Milei ejerce su poder con sus medidas políticas y económicas. Podría demostrar la fortaleza de sus convicciones mediante el consenso democrático, los buenos modales, el respeto a las diferencias, permitir la libertad para protestar.

Dicho de otro modo, si el presidente y sus funcionarios consideran acertado y razonable el curso impuesto al Estado y la Nación, ¿cuál es el problema de que haya quienes estén disconformes y manifiesten oposición en la calle? Permitir la protesta hubiera demostrado integridad política oficial, tolerancia a las disidencias, firmeza y sabiduría política.
Policías, prefectos, gendarmes desaforados, alentados por la ministra de Seguridad, exhibieron violentamente todo lo contrario.
Días imprevisibles
Dicho de modo popular, el gobierno de Milei “no tiene la vaca atada” El mayor logro es una inflación que en febrero subió a 2,4 % (66,9 % interanual)
Muy lejos de los valores en los países limítrofes. En un año:
Paraguay: 4.3 %
Chile: 4.5 %
Brasil: 4.8 %
Uruguay: 5.5 %
Bolivia: 13.4 %
Ahora, Milei depende de otro préstamo del FMI. El mercado está nervioso. El Congreso es una patética bolsa de gatos. Año de elecciones.
Mientras tanto, por abajo, la pobreza y la violencia estatal une a los separados y reúne a los dispersos. Alentando la formación de un inédito e imprevisto sujeto político. Aún sin representación.
Por lo pronto, los jubilados continuarán marchando. Se unirá el movimiento universitario y obrero.
Imprevisibles son los días que vienen.
SIN GARANTÍAS
El Estado de Sitio puede declararse en todo el país o una jurisdicción (artículo 23 de la Constitución Nacional). Significa la suspensión de las garantías constitucionales: libertad de expresión, libertad de reunión y libertad de tránsito. Además, se otorgan facultades extraordinarias al presidente que permiten la intervención de los medios de comunicación, la detención de personas sin orden judicial y la restricción de la circulación de personas y bienes.