¡Con esta preparación te consideraran un chef gourmet! Divertida dedicación amorosa para ofrecer aromas y sabores sabrosos e inolvidables.
Primero, la masa. En un bol grande colocar un poco menos de medio kilo de harina 000, hacer un hoyo en el centro y deshacer con los dedos 25 gramos de levadura fresca. Agregar medio vaso de agua tibia y comenzar a mezclar. Ir agregando agua hasta lograr un bollo homogéneo, suave, no chirle. Cubrir con un repasador y dejar en lugar cálido (si podés, bajo el sol), como mínimo, una hora.
Pasamos a la salsa. Hervir cuarto kilo de tomates peritas rojos y un pimiento rojo cortado por la mitad y limpio. Al ver que se desprende la cáscara del tomate, apagar el fuego. Guardar dos tazas del líquido y escurrir. Al pimiento meterlo dentro de una bolsita plástica, cerrar y ponerlo 15 minutos en el frezer. Dejar enfriar los tomates.
Mientras tanto, cortar en tiras finas dos cebollas grandes y rehogar en la sartén con 2/3 cucharadas de aceite (girasol, y mejor si es oliva) Prestar atención; tras cinco minutos al fuego medio, revolver con espátula de madera y observar el tenue cambio del color. Agregar medio diente de ajo picado chiquito e incorporar media cucharada de sal fina, una cucharadita de azúcar y un poquito del agua donde hervimos tomates y pimiento. Continuar revolviendo, hasta que se ve la caramelización. Retirar del fuego.
Colores y sabores
A los tomates retirarles los pellejos y cortar en cubitos. Sobre estos, volcar tres cucharadas de orégano, una cucharita de ají picante, un toque de pimienta negra recién molida, media cuchara de sal y una cucharita de azúcar. Sacamos los pimientos, retiramos los pellejos (el frío hace fácil la tarea) y cortamos en tiras.
Luego, incorporar la mitad de las cebollas caramelizadas y cocinaremos diez minutos. Un minuto antes de sacar del fuego, le pondremos media cuchara de pimentón dulce y un chorrito de aceite.
Buscamos la masa, que debe haber aumentado casi el triple de su tamaño. Ahuecar y poner una cucharada de sal, cucharita de azúcar, 3 cucharas de aceite, dos cucharas de orégano y amasar vigorosamente. La textura debe estar tierna y elástica, por lo que aportaremos agua y harina. Tal vez advertiremos la fragancia.
Haremos nuevamente un bollo y dejaremos fermentar media hora.
Entonces, es el momento de retomar el amasado y estirar la masa. Diez minutos es el tiempo mínimo que trabajaremos en el bollo. Como la pizza llevará una sustanciosa cubierta, en los moldes (aproximadamente cuatro medianos) pondremos la masa con el espesor de un dedo. Con los dedos apretaremos suavemente los contornos, dejando más o menos bordes de medio centímetro.
Capullos
Dejaremos descansar diez minutos. Veremos que la masa se encogió, por lo que estiraremos de nuevo, cuidando dejar los bordes mencionados. Pondremos encima la salsa, sin exagerar, no más de siete cucharadas Llevamos al horno fuerte durante cinco minutos.
Sacamos y distribuiremos dos cucharas de salsa y arriba las rodajas de queso cremoso y/muzzarella. Nuevamente al horno, diez minutos.
En tanto, en otra sartén con un chorrito de aceite, colocaremos como capullos las rodajas de mortadela (recomiendo la “Bocha”, que es suave y sabrosa), y doraremos un minuto.
Retiramos las pizzas del horno, y sobre el queso/mozzarella pondremos los “capullos” de mortadela (dos por porción); el resto de las cebollas caramelizadas; las tiras de pimientos y aceitunas negras. Y con lo quedó del aceite saborizado de la salsa, pincelamos los bordes. De vuelta al horno, por cinco minutos.
Después de los aplausos y halagos, recordales a los comensales que la gula es pecado…