Claudio Juárez hace radio desde los quince años. Admira y ama Salta. Es quien, durante las últimas lunas de enero, lanza el grito: “Aquí, Cosquín. Capital Nacional del Folklore”
El nene con guardapolvo blanco recitaba los versos escolares en los actos patrios, bajo la atenta mirada de la maestra y directora Águeda. Su mamá. En la escuelita rural Edelmiro Maidana, Molinari, Sierras de Córdoba.
Por entonces, comenzó a estudiar danzas folclóricas. Ensayaban en la plaza Próspero Molina, de Cosquín, cuando luego del Festival se guardaban las sillas de madera.
Décadas después, bajo los fuegos artificiales, rodeados del festivo tañido de las campanas, con las emociones estallando en aplausos, la primera luna de la 64 edición fue anunciada con el tradicional, potente, conmovedor grito. Y las palabras se enredaron en la noche: “…La avanzada final florecerá cuando el cerro, ebrio de amaneceres, nos regale un puñado de luceros, para llenar el pecho de luz del saber del pueblo, que generosamente, desde todas las comarcas, se dieron cita en este corazón del valle de la música. Será entonces, cuando el río con los horneros y las estridencias del canto nuevo…y juntos decir: vengan a ver el milagro. Cosquín empieza a cantar”. La presentación de la voz y el libreto de Claudio Juárez.
- De niño, ¿te imaginabas ser el maestro de ceremonias y embajador cultural de Cosquín?
- ¡Para nada! Me gustaba el folklore, aprendí a bailar, y ahí en la plaza jugábamos. Todo lo del festival me era cercano y querido. En casa se escuchaban los discos de los que pasaban por el escenario, y enero conocí, gracias a papá, a los artistas admirados…
- Vos sos el primer locutor, animador oriundo de Cosquín. ¿Cuándo soñaste con serlo?
- Fue cuando tenía 19 al animar un festival folklórico. Pero todo comenzó a madurar a los quince años, al entrar en RC1, Radio Cosquín. A los 19, entre la comunicación y el folklore, me dije ¿y por qué no? Y comencé a trabajar para cumplir el sueño.
El regalo de la luna
La multitudinaria fiesta en Cosquín comenzó en 1961. Se decidió que serían nueve noches, nueves lunas, y el origen fue la novena a la Patrona de la ciudad serrana, Nuestra Señora del Rosario.
- La última noche del Festival recibiste un homenaje de reconocimiento a tus 20 años dirigiéndolo. ¿Lo esperabas? ¿qué sentiste?
- ¡No sabía nada! Esto nunca había pasado, lo de reconocer al primer conductor originario de Cosquín, dirigiendo el Festival. La verdad, tuve que hacer mucha fuerza para controlar tantas emociones…
- Después de veinte años, ¿qué sentís cuándo gritas “Aquí Cosquín…”?
- ¡Orgullo, pasión, alegría!
- Claudio, son riquísimas tus experiencias dentro del folklore, en este inmenso universo, ¿qué lugar ocupa significa Salta?
- Salta, para quien no la conoce, sólo escuchando alguna zamba, ya vive su cultura, tradiciones, comidas, costumbres. Salta además es Güemes, rincones de paisajes y culturas; Salta, son sus gauchos, es heroísmo, es patria…
SIEMPRE NOMBRADA
“Salta es nombrada, admirada siempre. Por su historia, cultura, canto, poesía. Ahora se me ocurren el Chango Nieto, Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Daniel Toro, Eduardo Falú, Los de Salta… Y estos grandes son algunos incompletos recuerdos de cuando era chico; porque son cientos desde entonces y hasta ahora…”
LA CACHARPAYA
Voz quechua, significa la despedida de la fiesta. “Uno de mis mentores fue Eduardo ´Tuna´ Esper (oriundo de Tartagal, creador de la Cacharpaya, en la madrugada de Cosquín)”, reconoció Claudio Juárez.