En tanto, en el mismo lapso, 86 madres dan a luz. Cada año año hay menos nacimientos en la Argentina. El gobierno nacional y feministas argumentan que los abortos, al ser clandestinos, constituyen una deuda de la la salud pública. Nada se dice del futuro de la patria.
“Hay entre 1.100 y 1.200 abortos por día”, aseguró el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, ante los legisladores.
Debido a que los abortos son una práctica ilegal, y por tanto hay pocos datos certeros, los dichos del ministro coinciden con las escasas estimaciones disponibles en el país: por año se proyecta que hay entre 372 mil y 447 mil abortos. Tomando la última cifra, el promedio es de 1224 abortos diarios. Esto significa que – estadísticamente – 51 mujeres abortan por hora.
Paradójicamente, los datos de nacimientos dan cuenta que desde 2014 la tendencia es a la baja. La proyección de éste año indica que las pariciones son 86.
Entonces, sobre el total de embarazadas, el 37 por ciento de ellas deciden abortar. Tras despojarse de ideas y creencias, estas mujeres buscan donde y quien realice el aborto. Al ser una intervención quirúrgica ilegal, sólo les queda la clandestinidad. De acuerdo al dinero para pagar son los riesgos.
Este es el principal argumento de feministas y el sector “verde”. Por esto la demanda al Estado de “aborto libre, seguro, gratuito”. El gobierno de Alberto Fernández apoya el pedido, sustentándolo en que se trata de un asunto de salud pública. Una política de Estado.
Considerando que, por hora, 51 mujeres abortan de modo clandestino, parece razonable la atención pública desde el Estado.
Estadista
Empero, el debate se encuentra enfrascado en la contradicción “salud pública/libertad de la mujer” – por parte del gobierno nacional y feministas – y “salvemos las dos vidas”, enarbolada mayoritariamente por la cristiandad. Como ambos sectores tienen solidos argumentos y escaso poder de escucha, en tiempos de posverdad pareciera que no se trata de quien tenga razón, sino de quien cuenta con más prensa, movilización y votos.
Indudablemente es grave que tantas mujeres deban recurrir a la ilegalidad para terminar un embarazo no deseado. Y los y las “provida” no son facistas por defender al niño por nacer.
La ausencia en el debate – más allá de ideologías en uno u otro sentido – es la política poblacional argentina. Precisamente en un país despoblado y con decreciente natalidad. El último estadista en formular una fue el entonces presidente Juan Domingo Perón, en 1973.
Para Perón, el crecimiento de la población era un imperativo para la Argentina. En el Plan Trienal (1974-77) alentó medidas para aumentar la fecundidad, reducir la mortalidad y fomentar la inmigración. La idea era llegar al 2000 con 50 millones de habitantes. En 2020, la población no llega a los 46 millones.
En los fundamentos del plan demográfico se mencionaban “intereses no argentinos” (poderes económicos del primer mundo) que desalentaban la consolidación y expansión de las familias, “promoviendo el control de la natalidad, desnaturalizando la fundamental función maternal de la mujer y distrayendo a nuestros jóvenes de su natural deber como protagonistas del futuro de la patria”
La dictadura, además de muertes, desapariciones y destrucción económica nacional, sepultó los planes del estadista. Los gobiernos democráticos posteriores los olvidaron.
PAIS DESPOBLADO
“Somos uno de los países más despoblados de América Latina. Nuestro bajo crecimiento demográfico se debe a la constante declinación de la natalidad. Si bien esta tendencia cultural es difícilmente reversible, puede moderarse en su intensidad mediante una política de protección a la familia, por la cual el tener hijos no sea económicamente gravoso”
(Fragmentos del Plan Trienal para la Reconstrucción y la Liberación Nacional. Juan Domingo Perón. 1973)
CONDICION DEL FMI
“El FMI impone como condición legalizar el aborto para acceder al préstamo. Aborto es sinónimo de FMI, el mundo conservador no ve con malos ojos que los pobres tengan la menor cantidad de hijos o que no los tengan… Y el mundo pseudoprogresista levanta las banderas de una presunta libertad de las mujeres para disponer de su cuerpo, pero sabe que este genocidio es inspirado y promovido por el Fondo Monetario Internacional” (Sacerdote José María Di Paola, “padre Pepe”, cura villero)