Aunque se tengan las mejores intenciones humanitarias y de caridad, personas ajenas a una comunidad aborigen que lleven alguna ayuda material pueden generar incomprensiones, malestares y conflictos inter e intraculturales. Así sucedió con un “influencer” en Misión Chaqueña.
En las comunidades originarias salteñas, la pobreza es miseria y alcanza el 90 por ciento de la población. Los datos provienen tanto de los relevamientos desarrollados por investigadores y estudiantes de la Escuela de Antropología de la Universidad Nacional de Salta (UNSa.), como de investigaciones dirigidas por el doctor en Economía Jorge Paz, de la misma institución, desde 2001.
Los científicos sociales conocen acabadamente las complejidades y dificultades de relacionarse con una comunidad originaria, por ejemplo, el pueblo wichi en Salta. A las diferencias culturales hay que sumar la miseria en la que viven. Ni siquiera a un estudiante de primer año se le ocurriría hacer una colecta solidaria y mandarse sin recaudos.
Esto que bien sabe la Antropología se expresó dramáticamente con la mediática donación realizada por el “influencer” Santiago Maratea, en la Misión Chaqueña (norte de la provincia de Salta)
“Santi” tiene alrededor de 680 mil seguidores en Instagram. Hace pocas semanas inició una campaña en la red social para ayudar al olvidado pueblo originario. Propuso que sus fans donen a partir de 10 pesos mínimo. Según contó, logró reunir más de dos millones de pesos. Con el dinero compró una camioneta y una fábrica automotriz le donó otra, ambas 0 KM.
La intención era que una de ellas sea destinada a urgencias médicas, y la otra para relevar las necesidades en el chaco salteño. Santi, oriundo de Buenos Aires, se comunicó con el dirigente aborigen Omar Gutiérrez, de la Misión Chaqueña, y el presidente de la fundación salteña “Pata Pila” Diego Bustamante. Luego, acompañada de amigos y amigas, fueron hasta Embarcación y la Misión.
“Un día intenso”
Al llegar a la comunidad –el fin de semana largo de carnaval- Maratea comentó que “el lugar se llenó de gente” y un aborigen le dijo: “Estamos en total desacuerdo con los que estás haciendo, pero muchas gracias”. Asimismo sostuvo: “hablando con ellos me entero que hay personas dentro de la comunidad que no están contentas con que se le dé una camioneta a Omar y la otra a la fundación Pata Pila”.
El joven contó que los originarios le hicieron reclamos de vieja data, entre ellos la falta de agua potable. “Esta gente pretende que yo los pueda ayudar, pero no puedo tanto como creen”, explicó Maratea en su video. “Luego llegó la nueva comisión de Misión Chaqueña y me pidieron que les diga qué iba a hacer con las camionetas, cuál era el plan”, y agregó: “Cada dos años hay elecciones para cambiar la Comisión. ¿Pueden creer que yo llegué el día de las elecciones? ¿Se puede ser tan inoportuno, Santiago?”
“No me sentí muy bien, pero los respeto”, manifestó el influencer, al tiempo que precisó que antes de salir hacia la localidad de Embarcación, “un policía nos advirtió que no fuéramos en las camionetas porque esta gente había hecho una especie de piquete en la ruta para frenarnos, con la intención de sacárnoslas”.
Por ello, fueron acompañados por la Policía”. En tanto, “a (la fundación) Pata Pila no le gustó como terminaron las cosas y decidieron bajarse del proyecto”.
Empero, Santi minimizó la situación: “Estoy contento. Fue un día intenso y nada más”.
FALTA TODO
Misión Chaqueña se encuentra 45 kilómetros al noroeste 45 km de la ciudad de Embarcación, en el departamento San Martín. De acuerdo al médico Rodolfo Franco –único profesional para la comunidad y otras aledañas que incluyen alrededor de 6 mil habitantes- la miseria en la zona es “escandalosa”, y falta todo: agua, educación, salud, trabajo y comida.