A más de 90 kilómetros por hora, la camioneta Strada circulaba de norte a sur. Salió de la autopista, fue hacia la banquina derecha, superó un badén, una calle paralela y chocó contra un árbol. Pero el conductor al volante estaba muerto desde antes.
La noche del 10 de octubre de 2021, alrededor de las 23, los cuerpos sin vida de Jonatan Pablo Tolaba y Romina Isabel Zerda fueron encontrados en el interior de la camioneta Strada, siniestrada sobre una calle colectora de la autopista Circunvalación Oeste, entre el acceso a San Luis y el barrio Miracolos (Ciudad de Salta). Ambos habían sido baleados.
El lunes 22 de abril se conocería la sentencia.
Son juzgados Kalil Ezequiel Chejolán, Julián Bautista Bubroski y Ricardo Alberto Galarza, imputados por homicidio agravado por premeditación, y uso de arma de fuego. Chejolán y Bubroski también están acusados por el delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.
El juicio se lleva a cabo con tribunal colegiado integrado por los jueces Marcelo Rubio (presidente), Mónica Faber y Gabriela Romero Nayar (vocales). Por el Ministerio Público intervienen los fiscales Leandro Flores, Ramiro Ramos Osorio y Santiago López Soto.
Asesinados, antes
El perito que llevó a cabo la pericia accidentológica de la camioneta donde fueron encontrados los cuerpos de Pablo Tolaba y Romina Zerda, aportó datos sobre la mecánica de conducción, velocidad y recorrido realizado por el vehículo.
Dijo que la camioneta Fiat Strada circulaba por la Circunvalación Oeste en sentido norte- sur y salió de la vía. Se desplazó en rodadura libre, atravesó la banquina, una depresión (badén precario), un camino alternativo e impactó contra un árbol. Calculó que al momento de salir de la vía el vehículo circulaba a 93 kilómetros por hora.
O sea, Pablo Tolaba, el conductor, estaba muerto antes de despistarse y chocar.” Que parezca un accidente”, suele decirse.
PROVEEDORES
Tanto por las comunicaciones recuperadas de los celulares, como por declaraciones de testigos, Chejolán y Bubroski eran proveedores de sustancias estupefacientes. En los teléfonos figuraban mensajes que hacían alusión a la venta y al consumo de drogas. Aclaró que ninguno de los dos estaba siendo objeto de investigación.
Diferente era el caso del damnificado Pablo Tolaba. El testigo aportó que él sí estaba siendo investigado por el presunto delito de comercialización de drogas sintéticas en fiestas electrónicas. Según la información reunida hasta ese momento, se sabía que llevaba a cabo esa actividad junto a su pareja, Romina Zerda, y que tenía otras personas que lo ayudaban a vender.