La multitudinaria movilización universitaria en Salta sólo puede compararse con la procesión del Milagro. Unidad, sentimiento, juventud y experiencia, orgullo, confluyeron en un sorpresivo y conmovedor hecho social y político.
El martes 23 de abril fue una típica, soleada, agradable tardecita otoñal salteña. Poco después de las 17, desde la rotonda del Monumento 20 de Febrero (calle 12 de Octubre y avenida Sarmiento), partían las últimas personas de la movilización convocada por la Universidad Nacional de Salta. Mientras tanto, el comienzo de la popular columna se encontraba aproximadamente novecientos metros adelante, en la intersección de la avenida Entre Ríos y calle Mitre.
Un modesto cálculo (extensión total y personas por metro cuadrado) arroja que hubo entre 33 y 35 mil participantes. Tal vez por el escenario urbano, el clima, la pacífica masividad, el amable respeto, alguien desprevenido pudo preguntarse si se había anticipado la procesión del 15 de septiembre.
“Fue algo hermoso, por tanta gente, por lo que se respiraba; yo me contuve para no llorar de emoción, de alegría, fue sentir en la calle la certeza de defender algo justo”, sostuvo el secretario general de ADIUNSA (Asociación de Docentes e Investigadores de la UNSA) a NORTE SOCIAL.
Durante la década del noventa, Diego Maita era un joven estudiante con carencias económicas cursando la carrera de Historia, en la Facultad de Humanidades. También se dedicaba a la música. Consciente de su cuna, solidario, participó de las luchas universitarias en resistencia a los embates neoliberales del gobierno de Carlos Menem.
En la actualidad es profesor, músico, digno heredero del pueblo, y titular del gremio docente universitario. Uno de los convocantes de la marcha universitaria del 23/A.
_ Al menos desde 1983, y salvo la procesión del Milagro, es inédita la movilización de alrededor de 35 mil personas en respaldo a la Universidad y la educación pública; ¿esperabas, esperaban esta inédita movilización?
_Si bien teníamos buenas expectativas, lo que pasó en las calles felizmente nos superó. Cuantitativamente, impresionante, yo no tengo registro de algo similar, coincido con vos que sólo es comparable con un evento de fe popular como es el Milagro. Pero además de la cantidad, lo mejor es lo que significa cualitativamente. Unidad, alegría, convicciones y sentimientos, marchando, juntos, con la certeza de defender algo justo.
_ ¿Cuál fue, o es, la clave del éxito?
_Esta es una opinión personal, no del gremio ni de quienes hicimos la convocatoria. Considero que logramos la sintonía de los universitarios con la sociedad, de coincidir en un objetivo común: la defensa de la Universidad, la educación pública, la ciencia, el desarrollo, el progreso personal y social.
Caminos
-En momentos de ausencia de propuestas y dirigencias creíbles o convocantes, ante las políticas del gobierno nacional, ¿la Universidad alumbra un camino superador?
_Esta movilización la construimos con diálogo entre sectores distintos, con respeto, sin mezquindades, buscando la unidad, tendiendo puentes. Puede ser que la sociedad comparta este modo, y que el heterogéneo apoyo popular sea un punto de inflexión social y político. No bastan las convicciones, para continuar es esencial la responsabilidad intelectual, social, política.
-Punto de inflexión es un concepto matemático, apropiado por las ciencias sociales para describir un evento clave que cambia trayectorias. Tal vez complicado de entender; pero, a partir de la gran marcha, la universidad, ¿puede ofrecer propuestas, alternativas?
_ ¡Ese es el gran desafío! Históricamente, las universidades fueron consultadas en situaciones críticas. Yo te lo voy a decir en términos futboleros: ¡guarda cuando pedís la pelota, porque tenés que jugar bien! No basta con alguna gambetita. Primero hay que construir el equipo, buscar los mejores jugadores, trabajar en conjunto. La Universidad, la UNSa. tiene la capacidad humana, mucho disponible que puede ofrecer.
REENCUENTRO
En otras épocas, las movilizaciones universitarias eran encabezadas por combativos estudiantes nucleados en agrupaciones, centros de estudiantes, federaciones. El 23/A, al frente de la movilización se encontraban autoridades, gremios docente y no docente. El estudiantado, si bien presente individualmente, fragmentado colectivamente.
“No creo eso de que todo tiempo pasado fue mejor; además, muchos y muchas que ahora nos toca conducir venimos de aquellos años. En realidad, hubo cambios económicos, sociales y culturales, por ejemplo, la hegemonía de la pantalla (en referencia a celulares y redes sociales). Hay pocos encuentros cara a cara, colectivos. Es nuestra batalla cultural”, interpretó Diego Maita.
COMPROMISO
El vicegobernador Antonio Marocco respaldó la movilización en defensa de la Universidad y la educación pública. “Los justos reclamos forman parte de mis convicciones; desde lo que significó la Reforma del 18, la Universidad Popular de Perón, las luchas universitarias y populares”, aseguró el dirigente en el Palacio Legislativo. Subrayó su “respaldo y compromiso con la Universidad Pública y Gratuita, como un instrumento insustituible de movilidad social ascendente”. Este es también el dictamen del Senado que preside.