Al periodista salteño Víctor Languasco le robaron alrededor de US$ 3.500 en bienes personales, entre ellos una poderosa notebook Mac Apple. Fue el viernes 1 de diciembre a la noche, en O’Higgins y Uruguay.
“Así como detesto la violencia de género, perdón la comparación, con este robo uno se siente violado”, describió Víctor.
Poco antes de las 23 del viernes 1 de diciembre, Languasco estacionó su Renault Sandero, blanco, en la acera sur de la calle O’Higgins, casi en la esquina de la avenida Uruguay. La zona está iluminada. El periodista activó la alarma y marchó hacia una vivienda cercana para un ensayo.
Al regresar, alrededor de las 23:15, Víctor desactivó el sistema de seguridad. Aparentemente, desde el exterior, todo se encontraba del mismo modo en que lo había dejado.
Empero, al abrir el baúl, se dio con la infausta novedad de que le faltaban sus pertenencias. Muchas, valiosas, necesarias, queridas.
Banda
Una rueda de auxilio, dos bolsos, una mochila. Robar todo esto no lo hace un marginal Como mínimo, se necesitan dos personas y un automóvil. Pero, además – habida cuenta que no se activó la alarma del Sandero – hubo quienes lo vieron a Languasco y activaron algún sistema de inhibición de alarma. Y así violentar el auto estacionado.
Y hasta cabe sospechar que seguían los pasos del periodista. De hecho, le robaron 87 mil pesos y una de las computadoras portátiles más caras: Mac Pro 15.4. El monto total de la sustracción ronda los 3.500 dólares.
Sin forzar nada.
“Le agradezco al 911, a los vecinos, a la comisaría, a todos les mando un grandísimo abrazo…”, sostuvo Víctor. “Lo hago personal para que se entienda. Me sentí violado, impotente…” lamentó Víctor Languasco.
INHIBIDOR DE ALARMA
Este se trata de una radio que interfiere con el control remoto que coloca la alarma. Al bloquear, inhibir la señal de cierre, el auto queda abierto. Esto les permite a los delincuentes abrirlos sin necesidad de romper un vidrio o una cerradura, sin activar alarmas ni generar sospechas.
Los ladrones tienen que estar cerca. Entre 20 y 50 metros, para poder ver a la víctima objetivo. Cuando advierten que ésta pone la alarma, activan el inhibidor. Luego, abren el vehículo como si les perteneciera.