MURIÓ BUSCANDO A SU HIJA

MURIÓ BUSCANDO A SU HIJA

Un camionero salteño la habría asesinado. La joven diseñadora textil porteña, de 29 años, desapareció el viernes 8 de julio de 2011, en Salta. Cansado, solo, de noche en una ruta, Federico murió buscando a su hija María Cash.

 

Su nena había desaparecido en Salta, el 8 de julio de 2011. Federico persiguió pistas por toda la argentina.

“Creemos que le quitó la vida e hizo desaparecer el cuerpo”, dijo el fiscal federal Eduardo Villalba, acerca de Héctor Romero.

El camionero salteño (71) -la última persona que habría visto con vida a María del Carmen Cash – el miércoles 27 de noviembre de 2024 – fue imputado del delito de “homicidio calificado por alevosía”.

La joven diseñadora textil porteña, de 29 años, desapareció el viernes 8 de julio de 2011, en Salta. Días antes había salido de la casa familiar, en el barrio porteño de Constitución. En la terminal de ómnibus de Retiro su padre la despidió. María viajaba con destino a San Salvador de Jujuy, para trabajar en su profesión.

Tras algunas peripecias, se encontró en la rotonda de Güemes (Torzalito) haciendo dedo. En ese lugar, el 8 de julio, supuestamente Héctor Romero detuvo su camión.

Contradicciones en sus declaraciones como testigo desde 2011, nuevas pericias técnicas incorporadas como pruebas, cotejos entre testimonios, permitieron al fiscal Villalba retomar la investigación y colocarlo al camionero como acusado. Los investigadores comenzaron a descartar pistas falsas – desde la desaparición de María Cash se registraron 4000 alertas de personas que dijeron haberla visto – y citaron a declarar nuevamente a personas involucradas. De esta forma, la investigación del caso volvió a apuntar contra el camionero.

 

ÚLTIMA IMAGEN DE MARÍA EN EL PEAJE SALTEÑO

“Que se haga cargo”

Así sostuvo ante la justicia David Romero, hermano del imputado. “¿Has visto el quilombo otra vez de la hija de puta esa que se ha perdido?”, le preguntó David a Héctor, el 8 de julio de 2024. Supuestamente, al fiscal, David Romero dijo respecto al camionero: “se mandó una cagada”. Y concluyó: “Que se haga cargo”.

 

Preso y acusado

El acusado quedó detenido el martes 26 en la casa de una hija, en el barrio Pereyra Rozas, en la zona norte de la capital salteña.

La audiencia de imputación comenzó el 27 a las 11.30. Estuvieron presentes la jueza federal Mariela Giménez, a cargo del Juzgado Federal de Garantías N° 2, y el fiscal general Eduardo Villalba. El abogado defensor, Fernando Díaz, llegó tarde a la audiencia. Esta fue breve, ante la negativa de Romero de emitir alguna declaración.

El fiscal Villalba confirmó la imputación y describió que no solo es el último que vio a María Cash con vida, sino que en el trayecto en que la llevó, por circunstancias a esclarecer le habría quitado la vida y podría haber hecho desaparecer el cuerpo. “Son pruebas deductivas de análisis, pruebas contundentes saldrán de la investigación“, indicó.

El camión no hizo el viaje en el recorrido habitual, ese día demoró más, de ida y de vuelta; llama la atención el silencio del entorno de Romero”

Tras un cuarto intermedio y una larga charla con su abogado, habló y se declaró inocente.

 

Murió buscándola

Federico Cash persiguió pistas por toda la Argentina. Un siniestro vial en La Pampa lo mató.

La noche del 28 de abril de 2014, el papá murió dentro del Peugeot 207, tras el choque frontal contra un Renault Clío, sobre la ruta nacional 152, en la provincia de La Pampa. El hombre viajaba solo. Los asientos estaban ocupados con folletos de María.

El papá viajaba por las provincias siguiendo todo tipo de pistas sobre su hija. El abogado de la familia, Víctor Barone, aseguró que Federico “con lo puesto y sin dinero dejó su vida buscándola”.

Por su parte, en 2014, Juan Carr, titular de Red Solidaria, sostuvo: “Estoy impactado, y hablo desde lo que me genera un papá que fue un mártir en la búsqueda de su hija”, dijo.

Carr contó: “Federico ya no tenía fondos para continuar con la búsqueda. “Tenía cosas admirables. En las últimas semanas pedía alojamiento en los lugares más insólitos. A veces golpeaba una puerta a la noche para que lo alojen. Estaba jugado…”

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