Dicen que era un piloto experimentado. Horas de vuelo en su haber. Pero que nunca le habia sucedido una experiencia semejante. Sobrevolaba el océano con su avioneta a hélice cuando lo sorprendió un ruido extraño debajo del asiento. Una inmensa rata correteaba entre sus pies.
(Dante Gebel)
Fueron los minutos mas patéticos de su carrera como piloto aéreo. Un sudor frío recorrio su espalda mientras buscaba desesperadamente un lugar donde aterrizar de emergencia, detalle bastante difícil si tenemos en cuenta que volaba sobre el mar.
Y fue entonces que se le ocurrio un plan alternativo. En vez de buscar un sitio para aterrizar, decidio levantar mas altura. Se elevó por encima de lo que jamas habia volado, y la rata, que no soporto la presurizacion, murio en el acto.
Hubiese dado cualquier cosa, porque alguien me contara esta historia cuando yo era mas joven. Cuando estaba pendiente de todas las criticas. Cuando me importaba demasiado el “que dirán”. Supongo que de haber oido la historia del piloto, hubiese logrado mucho mas de lo que El Señor me demandaba por aquel entonces.
Siempre existirán las criticas constructivas y serán bienvenidas. Pero tambien estaran los roedores, aquellos que solo corretean entre los pies de los que andan en las alturas.
Por algo el genial Maxwell dice: “Cuando quieras emprender algo, habra mucha gente que te dirá que no lo hagas; cuando vean que no pueden detenerte, te dirán como tenés que hacerlo; y cuando finalmente vean que lo has logrado, dirán que siempre creyeron en ti”.
A esos miles de pioneros, a los que pagan el precio de la crítica, a los que viven diez años adelantados, a los que están en la vanguardia, a los que se arriesgan a una milla extra, a los que no miden los costos, a los que provocan los éxitos; a todos ellos, les dedicamos esta historia.
Cuando sientas a los roedores, subí mas alto.
Las ratas nunca soportarán la altura.