Tras matar a cuchilladas a Florinda Rosa Aranda y dejar agonizando a sus pequeños hijos, Marcelo Sebastián Medina esperó que llegue la Policía. Y se entregó dócilmente. El joven era inquilino en la vivienda. No existía relación amorosa. Inexplicable.
Desesperados gritos y llantos de una mujer, una niña y un pibe alarmaron a los vecinos del barrio Solidaridad, Cuarta Etapa, por lo que llamaron al 911. Al arribar la fuerza, el martes a la madrugada, Florinda Rosa Aranda (47) ya estaba muerta. Y los chicos, cruelmente ensangrentados, agonizando.
El muchacho que le alquilaba una pieza a la humilde madre, aparentemente absorto en la masacre cometida, permanecía en la misma escena del crimen. Sin recurrir a la fuerza, fue detenido por los efectivos. E indudable les resultó advertir quien era el autor del crimen.
Los interrogantes, las dudas, los intentos de comprender algo tan incomprensible como la furia asesina ahora quedan en manos de la fiscal penal de la Unidad de Femicidios, Mónica Poma.
De acuerdo a testimonios de vecinas y vecinos, Florinda Rosa Aranda era costurera y también realizaba prácticas de fisioterapia. Con estos escasos ingresos mantenía su familia. El padre vive en Tartagal.
Ella, desde hace algunos meses, le alquilaba una habitación a Marcelo Sebastián Medina, de 23 años. En la casa ubicada en la manzana 440 B, de la 4ta. Etapa del barrio Solidaridad. Coincidentes fueron los comentarios acerca de que no se conocía alguna relación sentimental entre el joven y la madre.
El estado de los niños
Más allá de lo que investigue la fiscalía, en el barrio se preguntan “porqué”. Se menciona, vagamente, la posibilidad de que Medina haya estado drogado. O conflictos por el pago del alquiler. Como también reclamos acerca de travesuras por parte de los chicos. Sin embargo, nadie preveía el demencial ataque.
Como sea, Aranda estaba muerta. Y la urgencia era salvar la vida de la nena y el nene.
La madrugada del martes 21 ingresaron al Hospital Materno Infantil. Debieron ser operados, incluso con cirugía cardiovascular. El pibe, de 13 años, respondió favorablemente y se encuentra en terapia intermedia, aunque con asistencia respiratoria.
Más complicada es la situación de la niña de 10 años. Continúa en terapia intensiva pediátrica. Y en estado crítico.