La única contundencia real es que la docente Rosita fue brutalmente asesinada. Luego, todo es incierto. Desde las supuestas inacciones de los policías, inoperencias del 911, “zona liberada” y/o (i) responsabilidad del Estado.
Rosa Sulca, de 48 años, vivía sola – junto a dos gatos y un viejo perrito – en la calle Amalia Aybar al 1400 de Villa Mitre. La madrugada del martes 28 de abril llamó al 911 y alcanzó a clamar auxilio pues la estaban matando. También se escuchó la voz de una chica diciendo que su tía era enferma mental. A las 3 menos diez llegaron los policías Antonio Exequiel Sanhueso y Juan Carlos Vizgarra a la vivienda. Rodeada de altas rejas, golpearon las manos. No escucharon nada, comunicaron la novedad y ante el “delito no constatado”, se fueron.
Dieciseís horas más tarde, otros policias entraron por la fuerza a la casa y la encontraron alevosamente asesinada.
Sanhueso y Vizgarra fueron detenidos, acusados de “incumplimiento de los deberes de funcionario público y abandono de persona seguido de muerte”, ambos en calidad de autores. Asimismo se detuvo a Pablo Ezequiel Verón de 18 años y a una adolescente de 17 años como coautores del delito de “homicidio criminis causa con alevosía en perjuicio de Rosa del Milagro Sulca”. En el caso del varón, a esta imputación suma la de femicidio.
Nada claro
Se dice que el asesinato de Rosita hubiera podido evitarse si los policías hubiesen allanado la casa. Por eso están presos. Supuestamente, la docente estaba viva, rodeada de sus asesinos. Pese al dramático pedido al 911, comunicado a la comisaría de Villa Mitre, denominado Sector 4 por el Centro de Operaciones, los efectivos no entraron.
Empero, de acuerdo a fuentes “off the record”, lo que sucedió entre la desesperada llamada de Rosa al 911 y los policías que llegaron a su casa, no está nada claro.
Dicho de otro modo, se desconoce cual fue la orden que se transmitió desde el operador del 911, las órdenes resultantes de superiores y los policias detenidos.
En principio, una cosa fue el llamado recibido al 911, al operador (quien es personal civil, dependiente del Ministerio de Seguridad), y otra habría sido la orden enviada a los policias. Según fuentes extraoficiales, Sanhueso y Vizgarra habrían llegado a la casa con la información de un hecho de “violencia intrafamiliar”.
Los efectivos policiales responden a órdenes. Saben que si se apartan un centímetro de la orden recibida, son sancionados internamente y/o procesados con causa judicial.
Riesgo de vida
La propiedad privada es inviolable. Allanar una vivienda – entrar por la fuerza a una casa – es ilegal, de acuerdo al artículo 18 de la Constitución Nacional. Sin embargo, este derecho y garantía no es absoluta. La ley 7690 (CPP Salta) en sus artículos 300 y 301, dispone que los allanamientos deben ser ordenados por juez o fiscal.
En este caso, los policias llegaron sin orden de allanamiento.
Empero, el artículo 303 de la ley citada establece cuando se puede realizar un allanamiento sin orden.
“la Policía podrá proceder al allanamiento de la morada sin previa orden
judicial:
- a) Cuando por incendio, inundación u otro estrago semejante se hallare
amenazada la vida o la integridad física de los habitantes o la propiedad.
- b) Cuando se denunciare que alguna persona extraña ha sido vista mientras se introducía en una casa con indicios manifiestos de cometer un delito.
- c) Cuando se introduzca en una casa o local la persona a quien se persigue para su aprehensión.
- d) Cuando voces provenientes de la casa o local anuncien que allí se está
cometiendo un delito, o de ella se pida socorro”
Hilo delgado
Aparentemente, de acuerdo a fuentes confiables, el 911 informó a los policias que en la casa de Rosa Sulca ocurría un situación de “violencia intrafamiliar” Nada que ver con el artículo 303. Luego de informar que nadie les atendió, habrían recibido la orden de retirarse.
La muerte, y sus consecuencias, deja al descubierto un fallo critico en el 911, la Policía, la Justicia, el Ministerio de Seguridad.
El Estado, obligado a dar respuesta de “encontrar responsables”, generalmente apunta a lo más débil del sistema. Jamás o pocas veces habrá un jefe, un secretario, un funcionario, un ministro responsable.
Y la calle es muchísimo más dura que un escritorio.