Desde hace cinco años que los sueldos del sector privado, público y el salario mínimo, vital y móvil están en caída libre. Peor los ingresos de quienes trabajan en negro. Los trabajadores perdieron el tercio de su poder de compra y capacidad de pago. Si el gobierno nacional y provincial no intervienen con políticas activas y moratorias, penas y broncas se harán ingobernables.
Enero 2021. El IPV (Instituto Provincial de la ]Vivienda, Salta) envía intimaciones de pago, bajo amenaza de quitar los hogares, a quienes no pudieron cumplir con las cuotas durante 2020. Similar procedimiento comenzó Edesa. Desde el colectivo a los servicios básicos, aumentarán las tarifas entre 24 y 40 por ciento.
Mientras, desde principio de diciembre del año pasado a la fecha, las carnes (pollo, cerdo, vaca) subieron hasta el 100 %. Igual y más verduras y frutas. Hace 45 días, un kilo de papas costaba 20 pesos. Ahora, 40 o 60 pesos.
La penuria es que los salarios de los trabajadores formales, y peor quienes cobran en negro, en absoluto obtuvieron subas semejantes. Ni siquiera los más afortunados que llegan a paritarias alcanzarán 30 por ciento de recomposición.
En Salta, la mitad de la población es pobre. Los ingresos promedio rondan los $ 18.200 (alrededor de 111 dólares). Entonces, para ellas y ellos pagar las cuentas y comer se ha convertido en tragedia.
Economía y compasión
El gabinete económico nacional definió que este año los salarios deben superar a la inflación por cuatro puntos. Se estima que el cáncer de la economía argentina será del 50 %, por lo que los salarios deberían aumentar más de la mitad. Aunque así fuera, igualmente quedarían postergados.
Para alcanzar este modesto objetivo es condición necesaria que la economía funcione, un horizonte de crecimiento, con expansión del consumo popular. Junto a la contención de la inflación.
Empero, esto no alcanza para recomponer los ingresos de los trabajadores. Es imprescindible que el gobierno nacional y salteño intervenga con políticas económicas y sociales activas y progresivas.
Y en Salta, con pobreza general e infantil en los primeros lugares, piedad y compasión a los deudores. Por ejemplo, deteniendo las amenazas del IPV o Edesa. Ofreciendo moratorias y planes de pagos.
Para evitar catástrofes.
ANGUSTIA Y DESESPERACION
Cierto discurso, repetido por muchas y muchos, asegura que “a todos nos va mal”. Mentira. Las empresas financieras, las prestadoras de luz y gas, las prepagas, las compañías de celulares e internet, productores agropecuarios y funcionarios con sueldos de seis dígitos nada saben de angustias por facturas impagas, mala alimentación o desesperación ante los hijos.
PERO LLORAN
Un campo de 200 hectáreas (propiedad considerada chica), con la cosecha de maíz, deja de ganancia limpia más de 15 millones de pesos. (Fuente: Bolsa de Cereales de Rosario)