Hartmut Torsten Theobald (47) será juzgado desde el 1 de junio por los delitos de homicidio calificado por el uso de veneno y tentativa. Las víctimas fueron sus empleados Ramón Ignacio Casas (55) y Benito Soraire (53). Para no pagarles, les habría dado carne envenenada y matarlos.
“Hijos, les digo, si alguna vez aparezco muerto, la culpa la tiene el patrón, el alemán”, les habría dicho Ramón Ignacio Casas.
Poco después, en octubre de 2018, el hombre apareció muerto. La autopsia reveló que un poderoso pesticida usado en las labores rurales había aniquilado su vida.
Hartmut Torsten Theobald, dueño de la finca “El Salto”, en Palomitas, será juzgado desde el 1, al 23 de junio por el homicidio calificado de Ramón Ignacio Casas y la tentativa de homicidio calificado de Benito Soraire. Ambas víctimas eran trabajadores en una finca del productor y según la acusación fueron envenenados a través de los alimentos que les proporcionaba.
“El alemán”
Hartmut Torsten Theobald tiene 46 años y llegó a Salta hace 38. Su mujer e hijos viven en General Güemes, y el residía en la finca junto a su madre alemana.
Las tareas rurales las desempeñaban Casas y Casimiro, alojados en miserables ranchos distantes entre si. A fin de 2018, “el alemán” les pagaba cinco mil pesos, en negro, sin ningún tipo de beneficios sociales. En realidad, en el bolsillo, les quedaban tres mil pesos, porque Hartmut les descontaba la penosa comida que les daba, como si fuesen perros.
Casas se cansó de los malos tratos, del sueldo y la precariedad por lo que se acercó a la AFIP para exponer su situación. Allí le dijeron que entre una cosa y otra, su empleador le debía alrededor de 400 mil pesos.
Entonces, el peón le reclamó al patrón. Este lo trató de traidor, amenazándolo. Tras las iracundas amenazas, Ramón junto a su familia y les dijo “si me pasa algo, desconfíen del patrón. No me va a meter un tiro, pero me va a hacer algo”
Matanza sicópata
El 22 de octubre 2018, Casas advirtió que de su rancho habían desaparecido los papeles de la denuncia laboral realizada. Y apareció Hartmut llevándole carne para que se haga un guiso. Casas se sirvió, como también convidó a sus dos perros. Los tres terminaron muertos.
“El alemán” regresó al rancho y encontró a su ex empleado tirado en el piso, muerto, entre baba y sangre. Entonces marchó a la comisaría de Güemes para denunciar el “suicidio” de Casas. Dijo asimismo que era el único peón en su finca, como aseguró que la relación laboral llevaba apenas 10 dias.
Convenientemente, habría dejado sobre una mesa una botella conteniendo Furadan, un pesticida prohibido. Este causa la muerte en menos de diez minutos.
Días antes, a varios kilómetros de distancia, Theobald también le llevó carne y chorizos a Soraire, quien es indocumentado y analfabeto. Pese al mal olor del alimento, el peón la cocinó y probó un bocado. En el acto comenzó a vomitar.
Al otro, día, a duras penas, fue hasta la casa del patrón para reclamarle por la carne y pedirle que lo lleve al hospital. El alemán se negó.
El peón tiró la carne que le quedaba. En total, murieron seis perros, dos zorros y cuatro caranchos, que se alimentaron de los cadáveres de los animales.
¿HUBO OTROS?
Pese a que Theobald asegura su inocencia, entre las pruebas en su contra figuran los resultados de los peritos. Estos analizaron la carne y los cadáveres. Todos contenían carbofurano (Furadan).
Se sospecha que “el alemán” se habría deshecho del mismo modo de otros peones.
60 TESTIGOS
Alrededor de 60 testigos comparecerán a lo largo del juicio contra “el alemán”.
La audiencia se desarrollará hasta el 23 de junio, en la Sala VII del Tribunal de Juicio. El tribunal colegiado estará integrado por los jueces Francisco Mascarello (presidente), Paola Marocco y María Livia Carabajal (vocales). Por el Ministerio Público intervendrá el fiscal de la UGAP 4, Gustavo Torres Rubelt. La defensa del imputado será ejercida por Marcos Molina y Luis César Fernández. En la querella y actoría civil actuarán José F. Teseyra y Alejandro Tapia.