El fallo del Tribunal que juzgó a Beatriz Saravia fue festejado, considerado histórico como también polémico. En realidad, la absolución por el “beneficio de la duda” significó que no se pudo probar lo que sucedió entre la mujer y su esposo Luis López, la noche que fue apuñalado. Lo único cierto es que él está enterrado y ella libre.
“Muerte al macho”, se puede leer aún desde algunas paredes salteñas. Son parte de las pintadas realizadas en el Encuentro Nacional de Mujeres, realizado en 2014 en la ciudad de Salta. Ni la mayoría de las 40 mil mujeres participantes, como tampoco de las organizaciones feministas o mujeres que simpatizan, proponen que los grafitti sean el principio que las guía.
Empero, resulta confuso apreciar que se festejó tras la sentencia que absolvió a Beatriz Saravia por la muerte de su esposo Luis López.
Desde el punto de vista de la defensa, “es el primer fallo en la provincia que contempla este contexto de violencia, el cual quedó claramente demostrado que ella sufrió”, sostuvo el abogado Martín Plaza. “La sentencia es histórica para Betty y para el movimiento de mujeres”, remarcó tras la absolución a su cliente, en la puerta principal de la Ciudad Judicial, rodeado de mujeres festejando.
Plaza interpretó que el fallo “es la consecuencia de décadas y décadas de luchas del movimiento de mujeres que hicieron esta realidad posible”. Y agregó que sienta un precedente “para cientos de mujeres que sufren esta situación”
Si bien sus consideraciones obviaron que su defendida no fue absuelta – como había argumentado en el alegato – por ejercer “legítima defensa” ante violencia de género, el abogado festejó como un logro personal y de las organizaciones feministas la sentencia. La sensación predominante fue que la absolución de Beatriz Saravia constituyó la justa respuesta ante la violencia sufrida por las mujeres, y un reconocimiento de la Justicia.
Aunque nadie lo dijo públicamente, algunas de las manifestantes sostuvieron que con la sentencia “ahora saben lo que les puede pasar” (a los golpeadores)
Descalificado
El año pasado, el fiscal Ramiro Ramos Ossorio pidió 25 años de prisión para Mario Condorí por el homicidio de Cintia Fernández, ocurrido en abril de 2011. Asi fue condenado. Según fuentes judiciales, el funcionario penal participó en 35 condenas por femicidio.
Sin embargo, ha sido descalificado como defensor de violentos y contrario a las mujeres víctimas.
El juicio trató del homicidio de Luis López, y la acusada de matarlo era su esposa Beatriz Saravia. Ramos Ossorio aseguró que en el juicio “no se probó que el el hombre ejerció violencia contra ella”, la noche del 17 de diciembre, cuando López fue acuchillado. Este dato es crucial para determinar si la mujer, ante un ataque, se defendió como pudo.
“Ella no tenía signos de violencia, no estaba maltratada, no se probó violencia recibida para que exista legitima defensa. Saravia fue la única que dijo en el juicio que recibió maxima violencia. Las únicas manchas de sangre eran de él”, sostuvo el fiscal. Ramos Ossorio enumeró asimismo que, entre la etapa investigativa y el el juicio, Saravia dió once versiones diferentes de lo que sucedió aquella noche. “Por sus palabras, no se sabe que es verdad y que es mentira”, dijo.
El hilo conductor del fiscal fue, ante la ausencia de pruebas acerca de violencia de género en la noche en cuestión , que “no se puede autorizar a matar a un ser humano”. Y aludió a que asesinar en respuesta a agresiones anteriores significa venganza. Y esto es homicidio.
VIOLENCIA MUTUA
Tanto Beatriz Saravia como su abogado se basaron en que ella sufría violencia de género. Debido a las diferentes versiones que ofreció sobre el fatal día, se pidieron pericias psicológicas. Fueron cuatro, dos del Ministerio Público Fiscal y dos del Poder Judicial. Todas coincidieron que la mujer – quien se autodescribía como sumisa y débil – mentía y que, ante situaciones violentas, no controlaba sus impulsos y actuaba violentamente.