Fabiana Cari sobrevivió dos noches en la selva montañosa de San Lorenzo hasta ser rescatada, conmocionada pero viva. Aplausos para los solidarios esfuerzos de la Policía, grupos de rescate, baqueanos y voluntarios. La importancia vital del equipamiento y la necesidad de legislación preventiva y protectora.
“Al estar tan cerca de la Ciudad de Salta, parece una fácil caminata andar por la Quebrada de San Lorenzo. Pero es una zona montañosa selvática muy particular, con dificultades medias, done hay probabilidades de desorientarse, extraviarse y sufrir accidentes”, sostuvo el coronel retirado Julio De La Cruz.
Amplio conocedor de las montañas, el militar dirigió y participó en los ascensos a más de 200 cerros del NOA. Hace algunos años, en una expedición al Aconcagua, sufrió en soledad el “mal de la montaña” y casi muere. La dura experiencia lo inspiró a fundar el grupo andinista “Nunca Solos”. La idea es sencillamente vital: “En lugares como las montañas, estar junto a otra persona ofrece el doble de oportunidades para sobrevivir. Es la diferencia entre la vida o la muerte”, aseguró.
- Pero la Quebrada de San Lorenzo no es una cumbre de más de seis mil metros… – consultamos.
- Seguro, el lugar es turístico, cercano a la Ciudad de Salta; puede creerse entonces que es sólo un paseo fácil, pero es una zona montañosa selvática muy particular, de dificultad media, en donde siempre hay probabilidades de desorientare, extraviarse y sufrir accidentes.
- El ministro de Seguridad (Juan Manuel Pulleiro), militar como usted, propuso una ley para que este tipo de actividades sean controladas, ¿qué opina?
- Coincido totalmente con Pulleiro, a quien conozco. Es necesario regular, hacer una legislación nacional, provincial y municipal, sin que sea meramente recaudatoria, esos fondos deben estar dirigido a brindar información verbal y escrita a los visitantes, como asi también a la capacitación de los grupos de rescate, la acción de cobrar no garantiza la seguridad.
- ¿Qué conceptos debería contener esta legislación?
- Opino desde mi humilde experiencia. Creo que hay que distinguir entre turistas, caminantes, deportistas, jinetes y montañistas. Eso sí, lo primero es la necesidad urgente de señalización y cartelería, información geográfica y de seguridad. Es difícil evaluar en cada visitante las condiciones físicas, técnicas y psicológicas, pero si se puede verificar su equipo personal y/o grupal, de esta manera poder asesorar y recomendar temas como las dificultades de las sendas, tiempos de marcha, meteorología, etcétera. De ser necesario, con el cobro de la entrada poder imprimir folletos con información de la zona, y por supuesto, además aconsejar subir y bajar acompañado y llevar en el ingreso, un registro escrito de los datos de aquellas personas que ingresan a la zona.
- Lo que propone excede el cobro de un derecho de ingreso…
- Esto no debería quedar en manos privadas. Lo recaudado insisto, debería ser empleado en educar, prevenir, preservar y proteger.
DOS NOCHES
Fabiana Cari estudia Geología en la Universidad Nacional de Salta. El domingo 18 de abril fue a la Quebrada con dos amigos. En medio del monte montañoso, los perdió de vista y se extravió. Pasó dos noches rodeada de la selva, hasta ser encontrada por rescatistas el martes 20 de abril a la siesta, en Los Cajones. Del operativo de búsqueda participaron más de 120 personas, entre policías, SAMEC, bomberos policiales y voluntarios, baqueanos, montañistas, Grupo de Rescate en Altura, Club Amigos de la Montaña, Grupo CREV, Rescate SOS y Club Montaña Janajman.
ENTRE LAS NUBES
Selva de montaña o yunga se denomina la zona donde fue rescatada la joven estudiante. Alturas agrestes, húmedas y abruptas, con profusa espesura y amplias diferencias de temperaturas entre el día y la noche. “Cuando bajan las nubes, no se ven ni las manos”, describió Julio De La Cruz.
SILBATO OBLIGATORIO
Como lo hizo Fabiana, quienes se pierden comienzan a gritar pidiendo ayuda. A la media hora se quedan sin voz e impotentes. Por eso, entre los elementos básicos de supervivencia se encuentra un sencillo y barato silbato. El sonido se escucha en varios kilómetros. Asimismo es imprescindible cargar en la mochila un botiquín con antihistamínico, antiinflamatorio, analgésicos, antisépticos, repelente para insectos, vendas, cinta adhesiva, gasa, tijera, y pinza chica. También alimentos, encendedor, cuchillo, manta térmica, medias y calzado de repuesto, linterna, brújula y bengala.