“Nada más alejado a bajar los brazos ante el crimen organizado en zonas calientes”, aseguró el procurador general de la provincia de Salta, Pedro García Castiella, en Orán. El año pasado, el ex ministro de Seguridad y Justicia, Abel Cornejo, dijo: “hay crimen organizado en la frontera, no cabe duda”. Ilegal poder económico, entre la pobreza y la corrupción.
En septiembre de 2022, Cornejo remarcó que “hay crimen organizado en la frontera, no cabe duda”. Describió: “se ha corrido la problemática de frontera 300 km adentro”. Y planteó: “¿hasta qué grado de penetración entra la corrupción en los organismos públicos?”
Prácticamente ausente en las opacas propuestas electorales – para las elecciones del 14 de mayo – se encuentra el debate de la seguridad pública y la política criminal de Estado. Para la mayoría, incluso en el periodismo, se comete el error de usar indistintamente los conceptos de crimen organizado y organizaciones criminales. Ambos hacen referencia a un grupo de personas que, buscando alcanzar ganancias delictivas, realizan acciones que van en contra de las leyes y la sociedad.
Empero, la diferencia central entre crimen organizado y grupo criminal, es que en la primera existen condiciones sociales y vínculos con funcionarios para evitar ser investigados, perseguidos y/o penados por los delitos que cometen. En cambio, el grupo criminal – con idéntica situación social – carece de esos “contactos”
Según especialistas, en Salta todavía no hay “carteles”. Pero, en Orán y Tartagal, existen organizaciones delictivas, las cuales combinan actividades lícitas e ilícitas, con conexiones internacionales, y, lo más grave, en complicidad con funcionarios de todos los poderes del Estado.
Estas organizaciones criminales – las cuales cuentan con gran poder económico y logístico y cierta aceptación sociocultural – se dedican al contrabando, el narcotráfico, tráfico de alimentos, granos, autopartes, automotores, electrodomésticos, químicos, lavado de dinero y trata de personas. Las ganancias son multimillonarias.
Debido a la gran capacidad económica que poseen, y su penetración social, las organizaciones criminales suman a sus filas a pobres y funcionarios. Desocupación, miseria, corrupción, incertidumbre económica, relajamiento moral, ofrecen predispuesta mano de obra.
Investigaciones
En los últimos días, García Castiella anunció medidas contra el crimen organizado.
Una fue la creación de la “Unidad Especial de Investigaciones Norte” (UEI), en Orán, con el objetivo “de mejorar la calidad de las investigaciones y sus resultados, colaborando con la resolución de casos complejos en los departamentos Orán y San Martín, y dotar a los investigadores de mayores recursos tecnológicos y humanos”
La otra se trató de la (paradójicamente ausente hasta fin de abril) firma con el ministro de Seguridad, Marcelo Domínguez, de un convenio para “mejorar la eficiencia de las investigaciones penales de hechos complejos en el norte de la Provincia, y poner en marcha la nueva Unidad Especial de Investigaciones” El procurador enfatizó: “La colaboración conjunta entre el Ministerio Público Fiscal y el Ministerio de Seguridad es crucial para abordar la investigación penal en zonas fronterizas, y hacer frente a nuevas modalidades delictivas cada vez más complejas que implican el crimen organizado”
De acuerdo al Ministerio Público Fiscal, la Unidad Especial de Investigaciones “tendrá alcance regional en el norte de la provincia y será un importante recurso para el abordaje en la investigación penal de delitos complejos, en especial aquellos vinculados a las actividades ilícitas en la mayoría de los casos relacionados o consecuentes del narcotráfico. Su puesta en marcha implica un importa de esfuerzo logístico y tecnológico para dotar de mejores recursos a la investigación criminal en la región”
NEGOCIOS SUCIOS
Entre las principales actividades económicas del crimen organizado se encuentran:
- Robo de automotores y venta ilegal de autopartes.
- Contrabando de mercancías, granos y químicos.
- Lavado de dinero.
- Narcotráfico.
- Trata de personas para la explotación sexual, servidumbre o el tráfico de órganos.