Narcotráfico significa organizaciones criminales, corrupción estatal y lavado de activos. En cuatro años, sólo el 4 % de los procesos penales llegaron a condenas.
Las muertes, ajustes de cuentas, violencia en barrios, pueblos y ciudades ocurren en los niveles bajos del negocio de la droga. Como los operativos, detenciones, juicios y condenas.
A diferencia de lo que sucede con la venta al menudeo de estupefacientes en las calles, en la frontera boliviano-argentina la violencia es casi desconocida. Las organizaciones criminales la tienen clara: No sirve para el negocio.
Ellas se dedican a gestionar eficazmente el proceso más complejo: la logística de transporte y comercio de drogas y la legalización del dinero sucio.
De lo que se trata es de la distribución y comercialización de drogas ilegales; y las actividades de seguridad y corrupción que protegen la estructura de la organización criminal y garantizan su supervivencia.
El fin último de las organizaciones criminales, que tienen como eje central del delito al tráfico de drogas, es el dinero. Y para lograr la protección de este dinero es que ponen en funcionamiento las operaciones que lograrán su ingreso dentro del curso legal de la economía del país. ¿Cómo? Gracias al lavado de activos.
El huevo de la serpiente
El año pasado, el Estado nacional presentó un informe ante el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), la organización intergubernamental que fija los estándares internacionales y el cumplimiento de los países en el combate al lavado de dinero. La publicación oficial sostuvo que, entre 2017 y 2021, se iniciaron en el país 1.386 procesos penales por lavado de activos.
Por otra parte, lo que se ve y conoce es la extensa frontera boliviano-argentina. En todos sus pasos fronterizos, con sus ciudades gemelas, conviven pobladores con elevados índices de informalidad en la economía y pobreza en general. De ésta “tropa” a disposición, los gerenciadores de las bandas reclutan desde pasadores de droga (“mulas”, “camellos”) a vendedores al menudeo e incluso sicarios.
Y establecen cordiales relaciones políticas.
Debido a la miseria y la corrupción, existe amplia tolerancia a la ilegalidad y el crimen. La población está acostumbrada. El narcotráfico no gobierna. Pero está.
EL PORTAL SALTEÑO
La mayoría de la droga que se consume en la Argentina ingresa por la provincia de Salta. En el mejor de los casos, se incauta el 10 % de cocaína. El año pasado se quemaron 4.937 kilos de la sustancia. O sea, entran 50 toneladas de “merca”.
A modo estimativo, el kilo de cocaína en Bolivia ronda los U$S 2000. En la frontera llega a U$S 3500. Y a Rosario, U$S 6000. Un rápido cálculo indicaría entonces que el narcotráfico movilizaría aproximadamente U$S 300 millones de dólares. El presupuesto 2023 del estado salteño es casi la tercera parte.