Tras el acuerdo de la Argentina para el pago de la deuda, Gustavo Sáenz se reunió con Alberto Fernández. Salta, endeudada y con todo en rojo, necesita de la ayuda nacional como del aire. Sin esta, peligran desde el transporte a la salud, los sueldos y la seguridad. El presidente, nunca más cerca de los salteños
Hace un año, Gustavo Sáenz era intendente de la ciudad de Salta y y serio aspirante a gobernar la provincia. Desde el comienzo de su gestión como alcalde, se apoyó totalmente en el ex presidente Mauricio Macri, lo cual le permitió obtener fondos frescos para la gestión municipal. Por esto y guiños políticos fue considerado “macrista” y criticado por ser más gestor que jefe de gobierno.
Precisamente este flanco “Pro” de Sáenz alejaba simpatias del peronismo progresista y alentaba el crecimiento del kirchnerismo local. Pero una hábil movida de Sáenz descolocó al Frente de Todos, del entonces candidato Alberto Fernández: Sáenz llamó como compañero de fórmula al periodista Antonio Marocco, uno de los fundadores del Partido de la Victoria y jefe local de la Agrupación PARTE, dirigida en la Nación por el candidato presidencial. Y además, amigos.
El candidato a vicegobernador aclaró que su acompañamiento a Sáenz nada tenía que ver con la relación amistosa. Empero, con mayor o menor suspicacia, se consideró que el objetivo de Sáenz fue mostrar a los peronistas “K” que él era realmente frentista, como demostrarle al seguro ganador Alberto que uno de los suyos estaba a su lado. Y de paso, si se ganaba la provincia, contar con un encumbrado gestor.
Un año despúes, es historia la estrategia de acumulación de poder.
La realidad cotidiana es que es el propio Sáenz quien muestra su total apoyo al gobierno de Alberto Fernández. Como así también logra personalmente, sin intermediarios, fondos y políticas de la Nación. Cruciales recursos para una provincia en llamas, al borde de la tragedia social.
Relación estrecha
El mismo día que Salta pagó 16 millones de dólares para evitar caer en default – mediante parte de créditos nacionales – el gobernador salteño se reunió personalmente con el presidente de la Argentina. Ambos son los dirigentes políticos, en sus ámbitos, con mejor imagen positiva.
Oficialmente, poco se dijo acerca del contenido de la reunión el jueves en la Quinta Olivos. Se dijo, sin mayor precisión, que “evaluaron la situación sanitaria y económica de la provincia por la pandemia. Además, el mandatario salteño planteó la necesidad de reforzar aún más los controles en la frontera”
Por supuesto, si sólo hubiera sido esto, una videoconferencia privada bastaba.
Sin embargo, el parte oficial dice sugestivamente: “Luego del encuentro, Sáenz agradeció al presidente Fernández por preocuparse y ocuparse de las necesidades de los salteños”
En realidad, esto no es cortesía formal ni retórica. Tal como lo dijo a Norte Social el ministro de Economía Roberto Dib Ashur (suplantado sin explicación por su par Ricardo Villada para los anuncios económicos), “las medidas nacionales son nuestra medidas”, Salta y los salteños necesitan como del aire y el agua la ayuda de la Nación.
El gobernador Gustavo Sáenz, con un provincia endeudada en millones de dólares, en rojo social, en ascendente pandemia, con pobreza en niveles récord y la sensación de que en cualquier momento algo estalla, no tiene margen de maniobra en soledad. Depende totalmente de una estrecha relación con el gobierno nacional.
Ya se verá el costo político.
OBRAS IMPRESCINDIBLES
En estos días, la provincia logró financiamiento para una planta depuradora ubicada en capital que beneficiará a medio millón de vecinos. También para la pavimentación de dos tramos de la ruta nacional 51, vital para la producción minera, las exportaciones salteñas y la salida al Pacífico.