En el inicio de la Semana Salta, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, señaló la prepotencia, envidia, ambición, traiciones y ausencia de humildad en los gobernantes.
“El Señor quiere entrar, y entra no con la prepotencia del gobernante que se cree omnipotente, sino con la humildad de quien sube sobre un burro”, expresó Mario Cargnello.
Para los cristianos, Jesús es el hijo de Dios, el mismo Todopoderoso encarnado como hombre. Esta inédita y distintiva creencia introdujo, hace más de dos mil años, una noción revolucionaria: el poder es servicio.
Hasta entonces, era inconcebible que reyes o poderosos se rebajasen a mostrarse humildes, sencillos; al mismo o debajo del nivel que cualquiera a pie. Jamás montado en un burrito.
En tiempos actuales, sólo durante las campañas electorales los dirigentes visten casualmente, sonríen, abrazan niños, palmean populares espaldas o besan morenas mejillas. Una vez electos, descienden a la tierra desde helicópteros o 4 x 4.
Omnipotencia
El Domingo de Ramos 2025, Mario Cargnello apuntó hacia los gobernantes y funcionarios “omnipotentes”. Quienes, más allá de sus temporales cargos, son seres normales y corrientes, finitos, falibles, imperfectos; igual de humanos que cualquier vecino.
“Afrontar la condición humana, y la lucha de la condición humana, es afrontar también en mi propio corazón la tentación de la avaricia, de la envidia”, sostuvo el arzobispo.
Monseñor Cargnello instó a una mirada autocrítica en Semana Santa. “Con nuestras ambiciones, no solo de dinero, a veces de lugares, de puestos, traiciones, negaciones, envidias”, subrayó.
Recordó la Última Cena, refiriéndose a los gobernantes y el manejo de los recursos públicos, los bienes del pueblo. “El que gobierna debe ser un servidor”, parafraseó.
Y con un mensaje humanista y milenario destacó; “no con la prepotencia del gobernante que se cree omnipotente, sino con la humildad de quien sube sobre un burro”.
SOBERBIA
“La democracia reclama humildad y el reconocimiento de la humildad se manifiesta en el acuerdo y en la autocrítica. Cuando los políticos no acuerdan, cuando no son capaces de reconocer los propios errores y solo quieren pasarle al otro por encima, sin siquiera plantearse cooperar con él, no solo devalúan la democracia: también cometen el horrible pecado de soberbia”
HASTA LAS PIEDRAS
“Entonces, algunos de los fariseos entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. Él les dijo: aunque estos callen, las piedras clamarán”
Lucas 19; 39, 40.