Para los casos avanzados de Covid 19, la diferencia entre la vida y la muerte es la respiración artificial o respiración mecánica. Vivir depende de los respiradores. En Argentina, de los 8.500 actuales, el presidente aspira llegar a los diez mil. En la provincia, los disponibles no llegarían a cincuenta.
Cuando la ministra de Salud de Salta, Josefina Medrano, dijo que (en el peor de los escenarios) en Salta podría haber 1500 muertos por la peste, hizo referencia a proyecciones estadísticas reales. En el modo catástrofe, la terrorífica cantidad de fallecidos aludiría a a un porcentaje de la población total de alrededor del 15 por ciento, y de estos, 13 mil infectados en grave estado.
Empero, de esta fatal cantidad de enfermos terminales, las muertes serían a causa de la ausencia tecnológica vital: el respirador artificial.
hay dos escenarios posibles para la provincia. En el más benigno, no habría más de 400 muertos. En el peor, las muertes llegarían a 1.500, sobre un total de 10 mil contagiados.
Según la funcionaria salteña, no hay respiradores para las camas que tienen los hospitales para recibir a personas contagiadas por el COVID-19. “Puede haber un hospital con cinco camas en una terapia y que solo dos tengan respirador”, describió.
Sin datos oficiales
Según estimaciones oficiales del gobierno nacional, en la Argentina existen unas 8.500 camas de internación con acceso a respiradores artificiales. Alberto Fernández quiere llevar esa cantidad a 10 mil para mayo. En este mes se espera el “pico” de contagiados.
En Salta, se desconoce oficialmente la cantidad de camas con respiradores.
Norte Social consultó la cantidad de camas dotadas de respiradores artificiales, camas críticas o camas en terapia intensiva en la provincia. No hubo respuesta oficial. De acuerdo a datos extraoficiales, los respiradores no llegarían a los cincuenta.
En la más optimista de las proyecciones para mayo, se necesitarían, como mínimo, 70 camas con este crucial insumo tecnológico.
El número de camas con respiradores es crítico para asistir a los pacientes más graves. Su carencia es determinante en países como Italia, España o Estados Unidos, con un sistema sanitario avanzadísimo. El aumento repentino de casos desbordó las salas de terapia intensiva.
Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York, estimó que para los 20 millones de habitantes de su estado necesitará unas 110 mil camas operativas y 37 mil respiradores. Estados Unidos tiene un promedio de 44 respiradores cada cien miel habitantes, una proporción altísima, al mismo nivel que Cuba, Israel y Canadá.
Suponiendo que la cuarentena nacional logró reducir el número de contagiados, logrando alcanzar apenas el 25% del problema norteamericano, en Argentina significaría disponer de 10 mil respiradores.
Alberto Fernández aspira alcanzar esta cantidad. Faltan 1500. Depende de la respuesta del presidente chino Xi Jinping y las empresas argentinas, entre estas, las de autopartes. Si estas quieren, pueden fabricar 130 por semana.
Decisión bioética
Ante la escasez de respiradores y la cantidad de enfermos graves de coronavirus, puede plantearse el dramático dilema de decidir quién es el destinatario de los insumos y de la atención médica imprescindible.
Dicho de otro modo, si hay un respirador, y tres enfermos graves, uno de 80 años, otro de 40 y el tercero alguien con capital social o económico, ¿a quién se le da atención?, ¿quiénes mueren?
La diferencia
Alberto Fernández describió que la enorme diferencia en la cantidad de muertos que tienen Alemania (más de 39 mil casos y apenas 210 fallecidos) e Italia (más de 80 mil casos y de 8000 muertos), se debe a que “Alemania tiene 25 mil respiradores artificiales e Italia no”.
“En Alemania el Estado es muy fuerte y nunca abandonó el problema de la salud”