En Salta – como en la Nación – se suspenden las clases en todos los niveles, limitarán la atención en la administración pública y se cierran las fronteras con Bolivia, Paraguay y Chile. El gobernador Gustavo Sáenz pidió evitar salir a la calle y “cuidarnos entre todos”
La pandemia del coronavirus tiene una progresión de infección exponencial, superior a cualquier otra gripe. Sin controles públicos, sociales e individuales, el contagio puede afectar, en pocas semanas, a la mitad de la población.
Pese al altísimo desarrollo tecnológico, la ciencia médica del planeta tierra no tiene respuestas, vacunas o curas ante el arrollador virus, que estalló hace cuatro meses. De sombrías a catastróficas son las proyecciones científicas.
Dicho de otro modo: la salud y la vida en el mundo se encuentra en fragilidad extrema. Por eso, los gobiernos mundiales deciden medidas tan drásticas como las cuarentenas, aislamientos, fronteras cerradas y mínima movilidad.
Estrategia individual y social
Hasta el momento, la única estrategia para evitar una infección super masiva es frenar y retrasar la propagación del virus. Se trata de ganar tiempo, mediante cuarentenas y la reducción del contacto entre las personas. Modos de ganar tiempo hasta que los investigadores puedan producir una vacuna.
El problema es que el coronavirus se propaga a una velocidad inédita, superior a otras infecciones.
Así lo dijo – y recibió lapidarias críticas por alarmista – Marc Lipsitch, doctor en epidemiología de la Universidad de Harvard: “Existe la posibilidad de que entre el 40% y el 70% de la población adulta del mundo pueda terminar infectada con el coronavirus”.
Pero le dieron crédito cuando la líder de Alemania, Angela Merkel, sostuvo públicamente que entre el 60 y 70 por ciento de la población alemana sufrirá el coronavirus. El peor cálculo es que si la infección alcanza este nivel, pueden morir el 1% de los enfermos.
Evitar la catástrofe
La doctora española Margarita del Val hizo pública una carta sobre la pandemia que azota al mundo. En esta alertó que si no se se extreman las medidas en los países, ciudades, lugares de trabajo, estudio y familias, la enfermedad puede colapsar el sistema de salud.
“Está protocolizado que los enfermos sean aislados, en hospital o en casa según la gravedad y los recursos disponibles. Pero de esta manera, con las medidas necesarias de aislamiento, no podrán ni siquiera atendernos si llega a enfermar el 1% de la población”, estimó la viróloga.
El pronóstico se relaciona con las camas hospitalarias y el personal para su atención.
Por ejemplo, si en la ciudad de Salta se contagia el 1 por ciento de su población (alrededor de 800 mil habitantes) significarían ocho mil enfermos. No hay lugar ni profesionales para cuidar a esta cantidad de personas.
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