Catorce años tenía Gala cuando fue vista por última vez, la tarde del 16 de mayo de 2017, en el Parque Bicentenario. Cuatro años después, dos desmalezadores la hallaron en un cerro, cerca del río La Caldera. Se la reconoció por pericia odontológica.
El jueves 3 de junio, alrededor de las 14, los peones trabajaban en la espesura de un cerro ubicado al costado de la Ruta Nacional 9, a la altura del kilómetro 12,5. A la dura tarea le sucedió el espanto: habían dado con huesos humanos, aparentemente un cráneo. Rápidamente llamaron al 911 y llegó la Policía.
Ayer, poco antes de las 19, el director del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), Pablo Rivero, junto a los fiscales Mónica Poma y Santiago López Soto, confirmaron que los restos óseos encontrados, junto a zapatillas, ropa y mochila pertenecían a la adolescente misteriosamente desaparecida cuatro años atrás. En la misma zona por la que supuestamente se habían realizado rastrillajes con efectivos policiales, perros, cadetes y voluntarios.
En conferencia de prensa, los mencionados contaron que a partir del reconocimiento –por parte de los padres – de algunos elementos encontrados en el lugar y de una pericia odontológica realizada, se estableció que los restos cadavéricos pertenecen a la menor desaparecida en 2017.
Pese a las consultas periodísticas, los funcionarios no pudieron agregar mucho más. Excepto que concluyó la búsqueda de una nena por la que la Nación llegó a ofrecer un millón y medio de pesos por datos.
Nada se sabe de que murió, si la mataron o se suicidó, cuando pudo suceder la muerte –aunque el estado de los huesos indicarían que datan de mucho tiempo atrás. Y menos, en caso de femicidio, quienes serían los autores.
Reconocimiento
De acuerdo a los fiscales, la penosa identificación se produjo a partir de elementos encontrados junto a los restos óseos , reconocidos por los padres de la adolescente como de su propiedad. También se explicó que ante la presunción de que podría tratarse de la menor desaparecida, se realizó una pericia odontológica con los registros dentales de Gala Cansinos, otorgando certeza de su identidad.
Señalaron que se continuará con tareas en el lugar del hallazgo, a la que caracterizaron como de muy difícil acceso, ya que se trata de una pendiente de más de 80 grados y cubierta por malezas.
Desde la desaparición, se investigó supuesta “Fuga de hogar”, como también las hipótesis de “ homicio” y “suicidio”. Durante estos años, nunca se pudo reunir pruebas para avanzar en alguna de las hipótesis. Según la fiscalía, se había descartado la intervención de redes de trata de personas.
De hecho, había versiones de que por la autopercepeción de Gala como varón – se hacía llamar Santiago- y debido a problemas familiares, la adolescente podría haber decidido iniciar una vida nueva, como chico, y con alguna relación sentimental. Esto nunca se confirmó.
Ante la consulta por la identidad de género de la menor, los fiscales señalaron que se la menciona de acuerdo al nombre legal al momento de la desaparición, sin desconocer la vigencia de la Ley de Identidad de Género, en relación a su autopercepción.
Rastrillajes
La investigación tomó como referencia de búsqueda el epicentro Parque Bicentenario y zonas aledañas, llegando a los barrios de la zona norte de la ciudad de Salta, como Vaqueros, Lesser y La Caldera.
SANTIAGO
“Me dijeron en las redes sociales que la busque como Santiago. Entonces prefiero llamarla así para ver si lo encuentro. Igual a mí hoy no me importa si se quiere llamar Santiago, Juan, Gala o como sea. Solo quiero que aparezca, que me diga que está bien y nada más”, dijo el padre.
DIA ACIAGO
El día de la desaparición, antes de salir al colegio, el padre le ofreció a su hija llevarla hasta el colegio Belgrano, ubicado relativamente cerca de la casa, en el macrocentro de la capital salteña. Gala, o Santiago, le dijo no, que quería ir por su cuenta. El padre le insistió pero no hubo caso. Se saludaron y nunca más estuvieron juntos. “Llegó a la esquina y saludó con la mano y no lo vi desde entonces”, describió el hombre.
“Yo estaba viajando ese día a Buenos Aires para hacer una maestría. Después llamé para ver si había llegado. Después de educación física tenía clase de inglés en un instituto. Entonces supuse que ya tendría que haber llegado a casa. Pero no había vuelto. Pensé que era normal, que se había quedado con amigos. Cuando me estaba por subir al avión llamé a la escuela de inglés y me dijeron que no había ido. La llamé a una compañera del colegio que vive en la cuadra en la que vivimos y me dijo que tampoco había ido a la clase de educación de gimnasia. Me comunico con Mónica, la mamá de Gala, y me dice que viajara tranquilo a Buenos Aires que ella se encargaba. Llegué a Buenos Aires a medianoche, llamé de vuelta y nada. Nunca imaginamos que íbamos a pasar por esto”, relató Javier.
“¿Y VOS, COMO SABÉS?”
Según el papá, días antes de la desaparición, Gala tuvo una discusión con mamá. “Mónica siempre fue más estricta en el control de las tareas y de sus cosas. Ella le decía que tenía que hacer las actividades como correspondía y que en casa se tenían que hacer la cosas como los padres decían. En la discusión Mónica le dijo que nunca iba a estar mejor en un lugar que no fuera la casa y ahí Santiago le contestó: ‘¿Y vos, cómo sabés?’”.