Celebran sonrientes el sol cada mañana. Vitales, audaces, emprenden nuevos caminos y amores con sabia delicadeza.
PORTADA. Maduro y ciego Frank Slade (Al Pacino) seduce a Donna (Gabrielle Anwar) bailando el tango “Por una cabeza”. (Película Scent of a Woman, Perfume de Mujer)
La sexalescencia se refiere a un estilo practicado por algunos adultos mayores que, despreciando el “edadismo” (estereotipos y discriminación de acuerdo a la edad), trascienden el número de sus años y asumen una atractiva y luminosa actitud.
Son hombres y mujeres que manejan criteriosamente las nuevas tecnologías. Independientes, amablemente en propiedad de sus días.
Hacen lo que les gusta, se ganan la vida de tal modo, sin soportar mandos ni ejercerlos. Están más allá de las modas, se divierten con ellas. Han sufrido y errado, pero superaron resentimientos, depresiones, rencores o nostalgias. Aprendieron. Sin embargo, no andan dictando normas.
A diferencia de los jóvenes; los sexalescentes ya conocen de pérdidas, fracasos, dolores e injusticias. Entonces, sus pasos son seguros y audaces. Sin compararse con chicos o chicas sexys o de pasos dominantes. Aunque tienen sus dolencias físicas, las controlan y superan. Dominan sus emociones, contienen las ajenas.
Lucidez, tacto, encanto, delicadeza, les permiten acertar con una mirada cómplice, frase inteligente, sonrisa iluminada. No presumen de maratones sexuales. Pero, sin ostentaciones, poseen la capacidad de hacer feliz a la persona que los acompaña.