El Federal A es mucho más que un campeonato de fútbol. Es una maratón nacional, durante un año. Podés parecer el mejor, y quedás en el camino. Porque además de buenas piernas, gana quien domina su cabeza y corazón.
Olimpo de Bahía Blanca era el gran candidato este año. Arrasó en el Federal A, acumulando impresionantes 70 puntos. Un equipo que supo llegar a la Libertadores. En la semifinal, con Gimnasia y Tiro de Salta, era el favorito. Además de jugar de local, con sólo empatar, clasificaba.
El Albo lo eliminó.
Gimnasia y Tiro de Salta venció como visitante a Olimpo de Bahía Blanca por 1 a 0. Es finalista del torneo Federal A, y definirá el ascenso a la Primera Nacional ante Douglas Haig.
Douglas le ganó a Ciudad Bolívar en su estadio, por 2 a 1. El local también pasaba con el empate. El “fogonero” de Pergamino comenzó perdiendo. No se descontroló. Esos son los equipos y personas temibles. Fuertes desde la derrota.
Muchos sostienen que los futbolistas son descerebrados, apenas con habilidades para manejar la pelota. Seguro que abundan los tontos que juegan aceptablemente, con picardías y hacen jueguitos. Pero la diferencia la marcan los inteligentes, mental y emocionalmente, que saben jugar. Y si le sumás talentos únicos, son Maradona o Messi.
La final se gana con buen estado físico, jugando bien. E inteligentemente.
La final
El salteño Gimnasia y Tiro definirá con el bonaerense Douglas Haig el ascenso a la Primera nacional, la segunda categoría del fútbol argentino. La final será la tarde noche del domingo 3 de diciembre, en el bonito estadio Carlos Augusto Mercado Luna, de la tórrida ciudad de La Rioja. Para ese día habría lluvia.
Único partido. Si no hay ganador jugando, se define por penales.
Douglas Haig sepultó por goleada a Central Norte, en cuartos de final: 5 a 0. Atención: tres goles los hizo el santafesino Nicolás Johansen, de 24 años. Hoy, con 13 tantos, es el goleador del Federal A. Si le dejás espacio, te fulmina.
Gimnasia y Tiro puede demostrar su buen juego. Y superioridad mental en la cancha.
SALTEÑOS
En agosto de 1993, Gimnasia llegó a Primera. Jugando de visitante, en Santa Fe.
Aquel aguerrido equipo albo tenía un rasgo distintivo: la gran mayoría de los futbolistas que integraban el plantel eran salteños u oriundos del norte argentino. Uno de ellos era Carlos “El Coya” Castellanos.
Aquella noche, el zaguero estaba en el área de Central Córdoba, tras un foul sobre la banda derecha al Tigre Amaya. El centro lo enganchó el Coya. De certero cabezazo marcó 2 a 1. Y consagración.
LO CORTÉS NO QUITA LO VALIENTE
El Coya, jugando con Gimnasia y Tiro tras el ascenso, se subió por primera vez a un avión. “Me tocó uno de los primeros asientos. Subió una señora embarazada, y me paré para darle mi lugar. El Toti Olarte me dijo que no sea boludo, que cada pasajero tenía su butaca. Y bueno… que sabia yo”, contó en una entrevista con el periodista Gustavo Ruiz.