“La única manera que hay para gobernar es teniendo un Estado fuerte”, dijo Néstor Kirchner. Su gobierno (2003/2007), lo reconocen propios y extraños, fue transformador para la gente. Murió el miércoles 27 de octubre de 2010.
Entre 2003 y 2007 se produjo en la Argentina un proceso económico positivo con aumento del salario real, crecimiento en la calidad y cantidad de empleo, crecimiento de la construcción y la industria por sustitución de importaciones, así como disminución de la pobreza y mejoras en la distribución del ingreso.
Fue durante el gobierno de Néstor Kirchner. Los datos son contundentes. En ese período el salario promedio aumentó 270 %. La inflación, ANUAL, 8.5 %. Y canceló la deuda con el FMI.
La pobreza pasó del 62% al 35%; la desocupación, del 19,7% al 8,5%; y el Producto Bruto Interno (PBI) creció a tasas de entre el 8% y el 9% interanual. La deuda pública había llegado a su pico entre fines de 2001 y principios de 2002, con una relación deuda/PBI del 166%. Durante la gestión de Néstor Kirchner descendió a menos del 40 por ciento. El déficit bajó al 2,91%
Las reservas internacionales pasaron de U$S 14.000 millones en 2003 a más de U$S 47.000 millones en 2007. La industria argentina creció a un promedio anual del 10 %. Los bancos crecieron 48 % en depósitos.
Sólo mencionamos datos económicos. Muchos más en Educación, Salud, Derechos Humanos, Cultura, Justicia…
Inconclusa primavera
En 2003, con un 22 % de apoyo, Néstor Kirchner fue presidente. El “pingüino”, “Lupo” o Lupín” dijo que la tasa de desocupación, el número de desocupados era más alto que los votos recibidos.
Comenzó su débil gobierno reuniendo a no peronistas, y convenciendo a peronistas desconfiados. Con la creación de empleos y viviendas; el aliento al consumo interno y a las pymes agrarias y manufactureras; la derogación de las normas flexibilizadoras; la recuperación del salario a través de las paritarias; la fijación del salario mínimo vital y móvil más alto de Latinoamérica; la actualización de las jubilaciones con movilidad; la incorporación de millones de jubilados al sistema; la jubilación para las amas de casa y el personal doméstico.
Le dijeron feo, bizco, desaliñado, impresentable y “fuera de onda “por usar saco cruzado y mocasines. Cornudo, por tener al lado una mujer linda. Y débil por escuchar a su compañera y esposa Cristina. Hasta antes de su muerte se dijo lo contrario: que la pobre descerebrada no hacía nada sino recibía órdenes de su esposo.
En cuatro años, Néstor Kirchner le devolvió sentido popular a la política. Recuperó el orgullo de ser argentinos. La Argentina amada. Incluso en sus errores, alumbró la primavera de una Patria Justa, Libre y Soberana.