Una humilde adolescente está cerca del parto. Su esposo es un sencillo trabajador. Ambos solos, carentes de ayuda, sin un lugar digno para un nacimiento.
La madre no es una princesa ni el padrastro un caballero alfa. Paradójicamente, el bebé en camino es el Hijo de Dios.
Extraño relato. Nadie habló que llegaba el hijo del Creador del Universo. No hubo festejos, feriado, presencia de poderosos.
Nació en la miseria absoluta. Soledad, pobreza, desprecio. Sólo animales y pastores fueron testigos del acontecimiento que marca la historia. Nacimiento de Jesús. Antes y después de Cristo. Navidad.
Ateos, budistas, musulmanes, judíos, agnósticos o cristianos indiferentes al dolor del otro – más allá de gastos, juntadas, comilonas, borracheras, pirotecnias y vacíos existenciales – deberíamos preguntarnos qué significa el nacimiento del Hijo de Dios en la tierra. O este extraño relato.
Feliz Navidad.