En Salta, Argentina, abundan los rincones en donde la belleza estalla entre naturaleza y leyendas. Como en el Parque Nacional Los Cardones, 165 kilómetros al sudoeste de “La Linda”.
Andando por la ruta provincial 33, tras superar Chicoana e ingresar a la Quebrada de Escoipe, comienza a extasiarse el alma. Y conmovidos nos maravillamos al ascender en continuas curvas por la Cuesta del Obispo. Piedra del Molino, a casi 3.500 metros de altura, con las nubes debajo, es inevitable parada.
Luego, se abre el valle y la 33 se convierte en la Recta de Tin Tin, antiguo camino inca. Entonces llegamos el cruce con la ruta provincial 42. Este es el desvío, sobre ripio, para entrar al corazón del Parque Nacional Los Cardones.
Y ellos nos reciben. Gigantes antiguos. Algunos alcanzan los quince metros de altura (como un edificio de cinco pisos) y vieron en 1534 al invasor Diego de Almagro. Son los cardones o pasacanas (Trichocereus atacamensis), magníficos y soberbios emblemas de la región.
Un datito, el cual no deben contar quien les comentó, además de que realizar la sugerencia conlleva sus riesgos. Recorrer el lugar una noche de luna llena. Quedarás embelesado ante los mágicos paisajes.
Y tal vez escuches misteriosos susurros en el aire. Mientras veas abrirse espléndida la blanca flor del cardón, delicia que dura pocas horas.
Una de las leyendas dice que hace tiempo no había cardones. Y que estos son devenidos guerreros calchaquíes. Protegiendo la tierra amada y su vida diversa.
Leyenda
Hace quinientos años los pueblos originarios vieron avanzar a los invasores. Hijos, esposos, jóvenes y maduros, pastores, agricultores, artesanos, fueron valientes guerreros. Se apostaron en quebradas, cañadas, cuevas y alturas para impedir el paso de los intrusos.
Pero los chasquis, veloces e intrépidos mensajeros, trajeron la información de que los blancos cubiertos de plateadas vestimentas eran más que ellos. Además, llevaban palos que escupían fuego mortal, y andaban sobre bestias del doble de tamaño que guanacos y llamas. Sería imposible detenerlos.
Entonces, los nobles dueños de la tierra alzaron sus brazos rogando ayuda a la Pachamama. Ella, piadosa con sus hijos, hizo nacer junto a cada guerrero una planta altísima y fuerte, con ramas vigorosas cubiertas de espinas como brazos extendidos al cielo. Les dijo que pusieran encima de cada cardón sus túnicas, ponchos y gorros.
Al llegar los invasores, desde lejos vieron a nativos gigantes, cuatro veces más altos que ellos, anchos y enormes. Esperándolos, dispuestos a luchar. Todos se acobardaron y decidieron abandonar ese territorio y marcharon a otro lugar.
Así la Pachamama creó los cardones. Se ven como poderosos guerreros, agrestes, duros, intocables por fuera. Pero tiernos y nutritivos por dentro. Alimento y agua para los habitantes originarios.
Además, los cardones estallan en flores bellas y delicadas. En amoroso homenaje a su tierra, familia y pueblo.
ECOLÓGICO
Los calchaquíes usaban la madera seca del cardón, de aspecto endeble, para hacer tirantes, techos, muebles y artesanías.
CANTO
El carpintero andino o yasto (Colaptes rupicola) es una de las aves más grandes. Si bien vuela, sus hábitos son terrestres, desplazándose dando saltitos por el suelo o entre las rocas. Su canto se escucha a kilómetros.
FAUNA AMENAZADA
Habitan el Parque especies amenazadas como el gato del pajonal, la monterita serrana, el zorro colorado, el tuco tuco puneño, el carpintero andino, la culebra andina y la ranita de las piedras. También el guanaco, cóndor andino, el zorro gris, zorrino, guaipo (o copetona) y el chinchillón.
PRESENCIA MILENARIA
En Los Cardones se encuentran restos paleontológicos, como huellas de dinosaurios. Abundantes restos arqueológicos, la mayoría inexplorados, dan cuenta de la presencia cultural prehispánica. También hay pinturas rupestres.
PARAJES Y PAISAJES
El parque nacional no posee infraestructura adecuada para recibir turistas. Senderos: Ojo de Cóndor, Secreto del Cardonal, Caminos del Pasado, Cerro Negro, Cerro de los Milagros, Campos del Churcal, Piedra-Filo del Pelado, Filo del Pelado,-Valle Encantado, Valle-Rumiarco, Huellas de Dinosaurios.
CHUCHOCA
El pueblo más cercano del Parque Nacional Los Cardones es Seclantás. Cuenta con nueve alojamientos y cuatro comedores. Dos platos recomendados: Chuchoca, una espesa sopa espesa a base de maíz chuchoca, zapallo y carne, cebollín de verdeo y grasita colorada. Y carne guateada al horno de barro, con puré de zapallo y maíz chuchoca.
EL SECLANTEÑO
“Cara de roca,
mastica coca,
y se ilumina…”
(Ariel Petrocelli)