Lucio Fabián Mohamad fue entrenador de las divisiones juveniles de Juventud Antoniana, en las décadas de los ochenta y noventa. Sus ex dirigidos agradecieron y rescataron su legado.
Por Dario Alberto Illanes
“Don Fabián”, o “El Profe” hoy tiene 82 años. Ya no anda como antes. La diabetes causó que deban amputarle una pierna. Se mueve en silla de ruedas. Vive humildemente en el barrio Los Lapachos, zona sur de la ciudad de Salta.
“El Profe” se alegró la noche del pasado viernes 1 de abril, cuando llegaron, a donde vive, sus antiguos chicos, hoy hombres maduros. “¡Qué lindo que vengan a visitarme!”, expresó contento. Respetuosa y risueñamente sostuvo: “hasta el señor periodista me hace sentir importante…”
Correctos y festivos; orgullosos de haber sido dirigidos, pero sobretodo formados por Lucio Mohamad, estuvieron en su casa. Se identificaron con sus nombres y los números de camiseta y puestos que ocupaban en la cancha: Miguel Angel Romero “Cabezón” (2 y 5); Ramón Penella (6 y 5); Aldo Funes “Bandido” (8); Jorge Pichotti, “Chino”, (10); Juan Arturo Guedilla, “Chato” (8); Daniel Díaz, “Sapito”, marcador de punta; José Belizan “Caballito”, (6); Jorge “Koki” Mamaní (8); y Néstor Nieva, “El Facha” (11)
Aquella cotidianidad, en la cancha y en la vida, construyó la mística “santa”. Hoy, algunos le dan reconocimiento, gratitud, cariño.
“Mejores en todo”
“¡Don Fabián, ´El Profe´, sí que nos enseñaba! En lo futbolístico, y en lo humano”, contó uno de sus pupilos. “Atendía todo, se preocupaba por nosotros, entonces uno se sentía contenido. Ahora, me parece, no se tiene en cuenta al chico, más allá del jugador”, agregó otro.
“Don Fabián se interesaba por la vida en familia de cada uno, y como andábamos en la escuela”, intervino Belizan. “El iba a las casas, hablaba con los padres y pedía los boletines, las libretas de calificaciones”, recordó Romero.
Ese estilo fue enaltecido por ´Caballito´: “Si, nos decía que debíamos ser buenos en la cancha, en la casa, y en la escuela”. Y describió: “Primero, bien con los padres; después en los estudios, y entonces así, seríamos los mejores en la cancha y en todo”
Con cierta nostalgia, dijeron: “El Profe apoyaba a los jugadores, los preparaba físicamente, mentalmente, espiritualmente, con consejos, calidez, con humildad, con cariño” Y así como reconocen las enseñanzas, orgullosos “santos”, rescatan para hoy: “Aunque cambien las formas, se trata de lo mismo: educación en todos los sentidos, para ser buena persona; son valores de vida, luchar, se puede caer, tener una derrota, pero siempre levantarse”
Néstor Nieva resaltó: “Don Fabián nos decía: ´no sé si van a llegar (a jugar) a Primera, pero sí sé que van a ser mejores en las vida”. También rememoró una anécdota: “El ´Puma´ Garnica se quería ir a otro club, porque no le metían en la cancha. Entonces El Profe le dijo: ´usted tiene que quedarse acá, va a ser el goleador´”. Rodolfo Garnica se convirtió en el máximo artillero del Santo.
El humilde homenaje a don Fabián, además de reconocimiento y gratitud de sus “chicos”, también marca camino para rescatar la “mística”