Delicada, seductora, vistosa. Al probarla, sabores frescos y texturas cambiantes: crujiente por fuera, suave por dentro. Algo así como sentir nubes en la boca.
Es la torta Pavlova. En mayúscula, pues fue creada en honor y homenaje a la inspirada bailarina de ballet rusa, Anna Pavlova. Dicen que en 1926 el chef del hotel donde la artista se hospedaba creo la torta, inspirándose en ella. Un manjar que combinase belleza, energía, fragilidad, ternura, éxtasis y delicia artística.
Anna Pavlova era profundamente cristiana. “Nadie puede llegar solo por ser talentoso. Dios da talento, el trabajo transforma el talento en genio”, dijo.
Danza de sabores
La torta Pavlova que Martha elabora artesanalmente, en “El Sabor de lo Casero” ofrece una danza de sabores.
A primera vista, destaca la cubierta inmaculada de merengue suizo. En el interior, ternura en dulce de leche, crema y frutas. En la superficie, frutos rojos y también frutas de estación.
La mixtura logra un aspecto amable, delicado, atractivo, especial. Perfecta para festejos y homenajes. O deleitarse, porque si nomás.
Y así como la exquisita bailarina Anna Pavlova se entregaba con dedicación y amor a la belleza, “El Sabor de lo Casero” elabora con dedicación y amor la torta Pavlova.
En Tucumán 581, Cosquín. Córdoba
