Desde los grandes medios se lanzó el falso dilema: Estado contra la propiedad privada empresaria. Esto significaría una cuestión ideológica. Sin embargo, se trata de economía y política. Los países centrales (capitalistas) salieron en rescate de las megaempresas cuando están en juego los intereses nacionales y del pueblo.
Vicentín es uno de los conglomerados agroindustriales más grandes del país, surgida en la ciudad de Avellaneda (Santa Fe) en la década del 20, con plantas productivas diseminadas por todo el país y también en Uruguay, en Paraguay y en Brasil. Su principal negocio es el procesamiento y exportación de granos y subproductos, como harinas y aceites de soja y de girasol. Además, el Grupo posee, entre otras unidades de negocio, una empresa algodonera, el frigorífico Friar, una fábrica de vinos y una planta que elabora productos lácteos.
En total, unas 20 empresas forman parte del grupo, que facturaba más de cuatro mil millones de dólares al año.
Este gigante agroexportador poseen 2600 productores asociados y siete mil trabajadores en el país
Tras beneficiarse de créditos por más de 500 millones de pesos con el Banco Nación, que habría usado para la “bicicleta financiera”, la empresa se encuentra al borde la quiebra.
Aparentemente, quiere hacer una convocatoria de acreedores, vender a capitales extranjeros y devolver lo que debe, en pesos, en 20 años.
Esto no pueden hacerlo ni particulares ni pymes.
Rescate
“En la actual situación, no hay otra alternativa viable que no sea la expropiación”, le transmitió Alberto Fernández a Sergio Nardelli, de Vicentín, previo a la reunión el jueves 11 de junio. “Yo ayer (por el martes pasado) tuve una muy buena charla con Nardelli ; le expliqué que la medida no tiene la vocación de perseguir a nadie, por el contrario, tiene la vocación de que una empresa de esa talla, que es una empresa argentina, siga siendo argentina y que sea rescatada de la situación en la que está”
Este es el punto: RESCATE.
Nada que ver con ser Venezuela.
Que la empresa quedé de modo sustentable en manos argentinas, y si es viable y necesario, en la órbita del Estado. En caso de expropiación, significa aprobación del Congreso y corresponde indemización. Se supone que sería menor a no cobrar las deudas.
La resistencia de las familias Nardelli y Padoan, dueños de Vicentin, a la intervención se expresó a través de la movilización que promovieron en la localidad de Avellaneda, en colaboración con el intendente radical Dionisio Scarpin, un viejo conocido de la empresa. La movida fue acompañada por medios capitalinos que agitaron el evento y alentaron cacerolazos en los barrios acomodados de CABA.
Por su parte, los trabajadores de Vicentin y dirigentes del gremio aceitero, como cooperativas agrarias, dijeron que “están movilizando a la gente para defender la posición de los empresarios que nos van a dejar sin trabajo y agitan banderas argentinas cuando, por el camino que ellos promueven, las plantas van a terminar en manos de grupos extranjeros más concentrados”.
Fuga de capitales
Los legisladores deben investigar que hizo Vicentín con los miles de millones prestados. Si los invirtió o los fugó, como parte de la fuga de divisas que se dieron durante la gestión de Mauricio Macri.
Soberanía
La Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente apropiados, producidos a través de métodos sostenibles y saludables. También incluye el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y sistemas alimentarios y agrícolas. De allí que la Federación rural le planteó al Gobierno Nacional que la soberanía alimentaria, expuesta como consigna por el presidente Alberto Fernández para tomar un grupo económico, se logra y consolida a través de políticas que fomenten la producción y la inversión.