De un gobernante, con capacidad estratégica, se espera la capacidad de “leer” los urgentes reclamos del pueblo y la Patria, al margen de los propios gustos. La semana anterior, tras la derrota del Frente de Todos, el antipueblo político y mediático hizo agrio dulce con las aparentes peleas y divisiones. El desafío de gobernar creando desde las diferencias.
Alfredo es joven, casado y padre de dos niños, y el año pasado perdió su trabajo como empleado de comercio. “Por la pandemia”, le dijeron. Su esposa Caty comenzó a laburar de empleada doméstica y él cortando pasto en los barrios de la zona sur de la ciudad de Salta. Entre los dos, con fortuna, llegan a juntar 40 mil pesos. Entre el alquiler, las facturas de servicios y la comida para la familia, suman 37 mil pesos. Ambos vienen de cuna peronista. Pero el pasado 12 de noviembre, embroncados, no fueron a votar.
Alfredo y Caty sintieron en carne propia lo que algunos y algunas analizan: la esperada agenda social del gobierno de Alberto Fernández, desdibujada, perdió una gran oportunidad.
“Siempre le plantee al Presidente lo que para mí constituía una delicada situación social y que se traducía, entre otras cosas, en atraso salarial, descontrol de precios –especialmente en alimentos y remedios- y falta de trabajo, sin desconocer, obviamente, el impacto de las dos pandemias: la macrista primero y la sanitaria a los 99 días de haber asumido el gobierno. Igualmente siempre remarqué la falta de efectividad en distintas áreas de gobierno”, dijo en uno de sus párrafos la carta pública de la vicepresidenta Cristina Fernández, apuntando al meollo de la cuestión.
Empero, la misma Cristina remarcó que es peronista. Y recordó a su entonces vicepresidente, el radical Julio Cobos, que le votó en contra y se pasó a la oposición. “eso nunca va a suceder conmigo”, aseguró.
“Nos estamos reproduciendo”
Tras la derrota del Frente de Todos en la Argentina, el antipueblo político y mediático hizo agrio dulce con aparentes peleas internas y las divisiones.
Hasta “golpe de estado” llegaron a decir apocalípticamente algunas dirigentes. “Alberto jaqueado por Cristina”, más suave otros. En general, la mayoría de los grandes medios porteños se engolosinaron maliciosamente con el debate interno en la coalición gobernante, tras las elecciones PASO.
Pasa en casi todos los países en donde existen alianzas gobernantes, luego de traspiés electorales. Lo que sucede en la Argentina responde a la real puja de poder que atraviesa la historia de la Patria. Liberación o Dependencia. En donde, indudablemente, lo que se debate es si somos soberanos o dominados.
Por eso, vale recordar lo que dijo Perón: “cuando parece que nos peleamos, nos estamos reproduciendo”.
Rumbo
La angustiante situación de la familia de Alfredo y Caty hay que reproducirla por millones de familias.
El gobierno nacional atendió de modo intermitente las cotidianas penurias populares. Mostró un perfil relativamente “progre”, pero que no da de comer. La economía doméstica en estado de emergencia. Comerciantes, profesionales y trabajadores independientes y en negro viviendo peor que una economía de guerra. El IFE y las ATP implicaron un enorme esfuerzo financiero y, si bien sirvieron como paliativo, se cortaron antes de que comenzara la reactivación. Y la reactivación que ha comenzado no llega a todos los que fueron afectados, muchos de los cuales ya venían en baja desde el gobierno macrista.
La carta pública de la vicepresidenta apunta a un punto clave: “hay que alinear salarios y jubilaciones, obviamente, precios, sobre todo los de los alimentos y tarifas.” Y, para lograrlo, “necesitamos gente en los sillones que ocupen de ministro, ministra, de legislador o legisladora… sean para defender definitivamente los intereses del pueblo”
Se estima que habrá crecimiento económico tras la pandemia. Empero, el agujero del mate es que este llegue a las mayorías, y no se quede en los que poderosos. El tema central radica en no postergar las políticas redistributivas ante las presiones del poder económico. Salvo que, como político o ideólogo, defiendas al real poder de la Argentina, históricamente antipopular.
Con los cambios de gabinete (y de rumbo económico social) la esperanza es que el gobierno nacional emerja fortalecido del debate.
Ya se verá si se escuchó al Pueblo.
Ya se verá si se escuchó al Pueblo.
Muy buena carta de intención pero me permito recordar que el pueblo se expreso en el 2015 dandole la espalda a la propuesta de todos estas “nuevas” caras que se supone van a concretar las mejoras que la sociedad toda reclama.
Tengo claro que en ese momento la elección no la ganó la oposición sino que la perdió el oficialismo
Si no supieron/quisieron/pudieron hacerlo cuando el congreso era una escribanía cual es el motivo por el cual se les deba dar crédito ahora?
Coincido con vos Billy