Entre medio de pantanos y ciénagas, para defenderse de los nativos, la ciudad de Salta fue fundada por el español Hernando de Lerma el lunes 16 de abril de 1582. Originalmente tuvo otros nombres, varios santos patronos e iban a trasladarla a tierras altas del norte. Un gobernante ordenó mantener la arquitectura, y así llegó a conocerse como “La Linda”.
Juan Carlos Saravia, de Los Chalchaleros, en tono de broma contó en un recital de 1996: “Salta es muy paradójica por sus contrastes; fue fundada por un andaluz, Hernando de Lerma, que con toda modestia fundó la ciudad de Lerma en el valle de Salta. Pero después le pusimos ciudad de Salta, en el valle de Lerma… El 20 de febrero de 1813 se libra una batalla fundamental, la batalla de Salta; pero la plaza principal, en vez de llamarse 20 de febrero, se llama plaza Nueve de Julio. Además, el monumento que está en la plaza no es del general Belgrano, que triunfó en esa batalla, o de San Martín, como en las de las plazas de la Argentina, o del general Güemes, que es nuestro prócer. Hay un general Arenales, que no sabemos que hace, pero está ahí… Tenemos otra plaza, la plaza Güemes. Pero tampoco está Güemes; está Lerma… Otra de las cosas, en la avenida Belgrano había un monolito que decía “aquí fue herido de muerte el general Güemes”. Vino un intendente, sacó el monolito y lo puso a cuarenta metros. Nosotros queremos poner una manito que diga “allá murió Güemes…” (https://www.youtube.com/watch?v=P1iCKIWMqB8)
La historia dice que el lunes de Pascua de Resurrección, 16 de Abril de 1582, el licenciado Hernando de Lerma fundó en el valle de Salta la Ciudad de Lerma del Valle de Salta. Estaba situada cerca del río De los Sauces (hoy calle San Martín) y del río Siancas (actual Vaqueros) La única ventaja radicaba en que los aborígenes no vivían allí. La razón era naturalmente sencilla: el emplazamiento español se encontraba en el medio de ciénagas y pantanos.
El 6 de abril de 1587 se discutió trasladar la ciudad a un lugar menos insalubre, pero prevaleció la idea de que chapotear era estratégico para la defensa de la población. Los grandes charcos funcionaban para contener el ataque de los indígenas. El 18 de marzo de 1588 se propuso mudarse a las orillas del río Vaqueros. La moción fracasó pues en invierno no traía agua.
Distinta
Hernando de Lerma no era querido, así que tras ser depuesto se cambió el nombre de la nueva ciudad. Los apóstoles Felipe y Santiago fueron elegidos como patronos. Se les sumó la voz nativa Salta. De tal modo fue llamada “Ciudad de San Felipe y Santiago de Lerma”, luego “San Felipe de Salta”, y Lerma correspondió al Valle. En pocos años quedó “Salta”
La ciudad creció por su ubicación clave. Y la creación del Virreinato del Río de la Plata, en 1776, la convirtió en paso obligado para las tropas, comerciantes y población, entre el puerto de Buenos Aires y el de Lima (Perú). Se transformó en una localidad conocida y atractiva.
En el siglo XIX, se reguló la preservación de las edificaciones, para mantener la estampa colonial de la ciudad. Aparentemente existió la idea de restaurar el pasado español. Más allá de ideologías, el impulso de preservar el aspecto de una ciudad unificada bajo un estilo arquitectónico semejante, la hizo distinta, más bella que otras de la Argentina.
De aquellas ideas surgió el apodo de Salta como “La Linda”. Ahora, para nuestro orgullo, pese a las calles, quienes la sufrimos y amamos, junto a visitantes, lo ratificamos.
PROTECTORES
Salta tiene cinco patronos, dos fundacionales y tres tutelares. Los fundacionales son San Felipe y San Santiago: Los tutelares son San Bernardo, y el Señor y la Virgen del Milagro.