M.C es una joven wichi salteña que estudia Enfermería en la Universidad Nacional de Salta, sede Tartagal. Era niña cuando su papá y una hermana murieron por falta de atención médica, en la zona rural de Santa Victoria Este. Caminando horas iba a la primaria y la secundaria, públicas.
M.C aspira graduarse para atender las necesidades de su pueblo. En Santa Victoria Este hay un hospital, con escasos profesionales y recursos. “Es que nadie quiere ir ahí, y los entiendo, pensando económicamente. Lo poco que hay es público, del Gobierno de Salta, iglesias, voluntarios”, contó.
M.C, sin quererlo, señaló un punto clave en la atención de las necesidades de salud de las más de 40 comunidades originarias de la zona. Sus integrantes son personas que viven en la miseria, careciendo de dinero para pagar servicios.
Dicho de otro modo: no hay ninguna empresa que invertiría para brindar servicios con cero ganancias.
M.C, impensadamente, demostró la irrealidad enunciada por Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado de la Nación Argentina.
Por las redes, el funcionario del gobierno de Javier Milei sostuvo que “por cada necesidad habrá un mercado”.
Su concepto fue interpretado en algunos medios como la ideología libertaria enfrentada a la frase de Eva Perón: “Donde hay una necesidad, nace un derecho”
En realidad, hace miles de años se habla de atender necesidades, desde el derecho, gobierno y comercio.
La ley de Dios
La Biblia narra que Moisés entregó las leyes de Dios a su pueblo, estableciendo las obligaciones de gobernantes y personas adineradas con personas en dificultades.
El emperador romano Justiniano (siglo VI) compiló el derecho existente, el cual es la base de las actuales leyes y jurisprudencia. Un apotegma dice, en latín: “ex factor oritor ius”; o “de los hechos, nace el derecho”.
Uno de los fundadores de la Antropología, Bronislaw Malinowski, postuló que las culturas y sociedades son organismos vivos, estructurados desde sus necesidades básicas y los modos de resolverlas.
Asimismo, en la mayoría de las naciones democráticas leyes penales contemplan el “Estado de necesidad”, como modo de disculpa legal. En el Código Penal argentino se establece (art 34, inciso 3) que no será castigado “El que causare un mal por evitar otro mayor inminente a que ha sido extraño”.
Si bien de polémica interpretación, la ley dice que se justifica el estado de necesidad cuando el sujeto que lesiona el bien jurídico está en una extrema tensión personal.
“La supervivencia del más apto”
Hace unos meses, el juez de la Corte Suprema Carlos Rosenkrantz fijó su postura: “En las proclamas populistas hay un olvido sistemático de que detrás de cada derecho hay un costo. Otros tienen obligaciones y honrar obligaciones es siempre costoso en recursos y que no hay suficientes recursos para satisfacer todas las necesidades”
Cualquiera entiende la diferencia entre la necesidad de cambiar el auto o viajar al Caribe y la necesidad de comer, un techo, curarse y estudiar.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el método y concepto de “Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Se trata del estudio para identificar carencias críticas en una población y caracterizar la pobreza.
Los indicadores principales atienden cuatro áreas de necesidades básicas de las personas: vivienda, salud, educación e ingreso mínimo.
Entonces, la inconsistente frase “por cada necesidad habrá un mercado”, remite a una ideología neomalthusianista y neodarwinista social: la supervivencia del más apto. El fuerte eliminando al débil.