SUICIDIOS, IMPUNIDAD Y CRIMEN ORGANIZADO

SUICIDIOS, IMPUNIDAD Y CRIMEN ORGANIZADO

“El descuartizador de Cerrillos”; María Cash; Luján y Yanina; Javier Trogliero; Cintia Fernández, son algunas de las resonantes causas en las cuales intervino el flamante procurador Pedro García Castiella.  Con tal experiencia, ahora es el jefe de todas las investigaciones penales.

 

Por Dario Illanes

 

Ante una muerte violenta, sobre todo si parece un suicidio, fiscales y fiscalas estarán obligados a investigar como si fuese homicidio.

Este rotundo cambio de perspectiva lo ordenó el fiscal general Pedro García Castiella, mediante la resolución nº 1284. /2021). Ahora se exige la aplicación de esta regla inversa. Tal como se practica con los femicidios, el procurador extendió el protocolo. Principalmente cuando exista la mínima sospecha de narcocriminalidad y/o crimen organizado.

Asimismo, García Castiella mantuvo una inédita reunión con el jefe de la Unidad Fiscal Federal Salta, Eduardo Villalba. Junto a fiscales y fiscalas de Salta, se acordó trabajar coordinadamente para combatir el narcotráfico y el tráfico (trata) de personas, entre otros graves delitos.

Internamente, conmovieron cambios en cargos. El flamante procurador desplazó de la dirección del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) al fiscal Pablo Rivero. Su par, Gabriela Buabse, quien parecía estar en cuarteles de invierno, lo reemplaza.

El contundente giro institucional –por ejemplo en el nuevo protocolo para muertes dudosas que rápidamente se consideraban suicidios – podría interpretarse un eco de las sospechosas muertes de las adolescentes Luján Peñalva y Yanina Nuesch (2012). García Castiella fue querellante de la familia Peñalva, hasta que se apartó de la causa por diferencias con el padre de la chica.

 

Los cadáveres hablan

 

En realidad, un penalista experimentado como el actual procurador conoce que los asesinos profesionales pueden disfrazar un homicidio como suicidio. Sea induciendo a la víctima a matarse; o matando, y montando la escena para que parezca muerte auto provocada.

Aparentemente, estas serían las sospechas acerca del misterioso supuesto suicidio del joven Nicolás Ramos.  El martes 2 de noviembre, la encargada del camping Sauzalito, cerca de General Güemes, denunció a la Policía la desaparición de un mochilero llegado al predio el día anterior.

Al llegar los efectivos le mostraron la foto de Ramos, quien tenía pedido de captura como sospechoso del doble homicidio de  Romina Zerda y Jonathan Tolaba (crimen de la Circunvalación, 11 de octubre). La mujer confirmó que era el hombre. Lo encontraron muerto, con un revolver a su costado.

Se concluyó que Ramos había acabado con su vida, al saberse acorralado, supuestamente por ser el autor de los disparos a la joven pareja. Aparentemente, esta apresurada determinación condujo a no resguardar el cadáver, demorar la autopsia y perder pistas.

En tanto, los otros detenidos (Juan Brubosky, Ricardo Galarza y Kalil Chejolan) declararon que Nicolás Ramos fue el asesino. En el contexto de un exceso emocional.  De acuerdo al artículo 59 del Código Penal, con la muerte se extingue la acusación.

García Castiella no cree nada de esto.

 

NARCOCRIMINALIDAD

Investigar una muerte como homicidio, aunque parezca suicidio, es un cambio radical en las investigaciones. A diferencia de años anteriores, la aplicación del protocolo podría alumbrar pistas relacionadas con la narcocriminalidad. La orden de García Castiella obliga a fiscales a estar en el lugar de los hechos, preservarlo, realizar urgente la autopsia y conducir la investigación desde la hipótesis de asesinato.

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *