Imponente con su melena dorada y casi 200 kilos, el cazador de tremenda mandíbula anduvo paseando pacíficamente en las calles cercanas a Roma.
Fue el sábado 11 de noviembre, en Ladispoli, una ciudad de 40.000 habitantes ubicada a 50 kilómetros al oeste de Roma. La jaula del circo donde estaba el poderoso felino quedó mal cerrada. Y la hermosa bestia salió a caminar. Durante siete horas. En las calles del pueblo.
El león no hizo daño a nadie. Aunque asuste – y pueda devorar a una persona en pocas dentelladas – si no es atacado o atacan a sus cachorros o leona, y no tiene hambre, es tan amable como un labrador. De hecho, el mayor depredador, se sabe, es el ser humano.
Al pobre león le dispararon un dardo sedante. Y lo regresaron a la maldad anacrónica del circo.
Tal como compuso Chico Novarro: “Muchos humanos, son importantes, silla mediante, látigo en mano” (Carta de un león a otro)
https://www.youtube.com/watch?v=iKP0Xh5NS-o
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