“Juanchi”, de 34 años, parece no haber aprendido que, temprano o tarde, el crimen no paga. Juan Ignacio Córdoba fue condenado por tentativa de robo calificado al usar un arma de fuego. El joven fue uno de los acusados en el homicidio de la adolescente Sabrina Bertón, de 16 años, en marzo de 2008.
Por Dario Illanes
(Imagen: “Juanchi”, al lado de Aldana Leyseca, en el juicio de 2015)
“Apunta bien, y mira al diablo a los ojos”, dice el protagonista de la película “Sin city” (Ciudad del pecado, 2005), de Quentin Tarantino. Las historias y crónicas criminales de la literatura, el cine y el periodismo reflejan parte de la realidad cotidiana. En la cual hombres y mujeres bailan con el demonio. Matando, robando, haciendo daño. Algunos y algunas llegan a la cárcel.
La semana pasada, Córdoba fue condenado a dos años y diez meses de prisión efectiva por “intento de robo calificado por el uso de un arma de fuego”. El delito es excarcelable, pero el imputado era reincidente. “Juanchi” había sido condenado a 4 años de prisión, en 2016, por haber disparado desde un automóvil a un grupo de personas indefensas, hiriendo de gravedad en el abdomen a Reinaldo Garnica. Esto sucedió el 17 de enero de ese año, en el barrio Norte Grande.
Salió del penal. Y la tarde del 26 de noviembre de 2020, en un barrio del macrocentro de la ciudad de Salta, un mecánico trabajaba en su taller mecánico cuando ingresó Córdoba. Le ordenó que le diera todo el dinero que tenía en su poder. Su exigencia la acompañó sacando desde su cintura un arma de fuego, con la que le apuntó en la frente.
Ante esta dramática situación, el denunciante levantó las manos, asustado. Sin embargo, algo le dijo que el ladrón no parecía muy valiente, por lo que decidió hacerle frente al agresor. El delincuente se asustó, retrocedió y huyó del taller, corriendo hacia un automóvil que lo esperaba afuera.
Sabrina
Las armas parecen ser una inquietante y peligrosa adicción de Juanchi. Incluso un revolver que ostentaba, cuando tenía 21 años, fue el que terminó con la vida de la adolescente Sabrina Berton, el 14 de marzo de 2008. La piba tenía 16 años y aquel día era su debut yendo “con los chicos” a la cancha de Gimnasia y Tiro, para alentar a Central Norte. La mataron a las 20:45 de aquel viernes, cerca de la esquina de la calle 25 de mayo y avenida Belgrano.
Siete años luchó su madre Roxana Belbruno demandando juicio. Fueron acusados Juan Ignacio Córdoba, Miguel Horacio Salinas, Ignacio Guillermo Agüero, Pablo Mogro y Alejandra Aldana Leyseca. Esta última era dos años mayor que Sabrina. Alta, atractiva, atlético cuerpo forjado en las pesas, el voley y el boxeo.
Aldana fue condenada en septiembre de 2015 a ocho años de prisión por el homicidio de Sabrina. El tribunal concluyó que Leyseca le disparó en la cabeza y de costado, casi a quemarropa, con un revolver calibre 22 marca Galand serie G0566.
Según la acusación, el día anterior al crimen “Juanchi” y “Pablito” (Mogro), miembros de “La banda del camión”, del Club Central Norte y residentes del Barrio El Carmen, habían estado a los tiros. “…normalmente se les da a las chicas un arma, para que la escondan en alguna parte, porque cuando en la cancha a ellas no se las cachea”, contó el entonces oficial Sergio Rafael Costello, en el juicio.
Aparentemente, aquel infausto día, los muchachos le habrían entregado el revolver homicida a Leyseca. Y esta, presuntamente por celos, la mató.
Los varones fueron absueltos. Desde entonces, “Juanchi” no aprendió la lección.
FATAL CONTINUIDAD
“Es lamentable que la gente de esta barra brava, ´la Banda del Camión’, continúen con sus comportamientos delictivos, demostrando que nada han aprendido. Siempre usaron armas, y así mataron a mi hija… Esto indica que para esta gente es una conducta natural usar armas, amenazar… Juanchi era el portador del arma asesina… Lo lamento pues son jóvenes…”, dijo ayer a Norte Social Roxana Belbruno.